Del Guaire al Turbio
En los últimos días de agosto salieron dos noticias casi unidas: el deceso de un famoso astronauta y el descenso de un gran deportista: el primer hombre que pisó la luna aquel histórico 21 de julio de 1969 y el primer ciclista en ganar siete veces seguidas el Tour de France -la carrera anual más importante de esta disciplina en el mundo después de vencer un grave cáncer. Da la casualidad de que ambos hombres tienen el mismo apellido, ellos son: Neil Armstrong y Lance Armstrong. Este nombre que les es común, significa brazo fuerte y no creo que sea sólo una casualidad.
Neil Armstrong fue el comandante del Apolo 11 en la primera misión pilotada a la Luna que debía alunizar. Acompañado de Michael Collins y Edwin Aldrin, partió al mando de la nave espacial el 16 de julio de 1969 desde Cabo Cañaveral. Tuve la suerte de estar entonces en Boston en casa de una hermana y seguir con emoción todo el proceso. La tarde del 20 de julio estaba presenciando un juego de los Medias Rojas en el Fenway Park y miraba la Luna, como lo hacía casi todo el público, pendiente de que en pocas horas la nave Eagle llegaría a su superficie. En casa luego seguimos las escenas de los tres astronautas dentro de la nave, en colores. Dimos un grito cuando la transmisión se volvió en blanco y negro. La cámara al pie del módulo lunar no tenía capacidad para el color: ¡habían llegado felizmente! Nadie descendió en ese momento, el comando en la Tierra ordenó descansar por 4 horas.
La hazaña estuvo precedida por un hecho lamentable que opacó un poco su brillo: la entrevista a Edward Kennedy que debía trasmitirse en ese momento como hermano del presidente Kennedy que prometió la llegada a la Luna de los Estados Unidos en la década de los 60, fue suspendida. El senador se vio envuelto en las vísperas en el trágico y escandaloso suceso de Chappaquiddick, donde su automóvil, de regreso de una fiesta relacio- nada con la campaña presidencial de Robert Kennedy, saltó el puente y cayó al agua. Él se salvó, pero su acompañante, Mary Jo Kopecchne, no pudo salir del auto y se ahogó.
En la madrugada del 21, Neil Armstrong puso sus pies en la superficie lunar y dijo su famosa frase: Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad.
Ahora Neil Armstrong está definitivamente en la historia. Al mismo tiempo, el otro Armstrong, Lance, ha sido despojado de todos sus trofeos por uso de sustancias prohibidas. La historia es larga. Viene enfrentando estas acusaciones desde que el periódico deportivo francés L’Equipe, años ha, comenzó a inculparlo. Para mí, se trata sobre todo de la tradicional envidia deportiva francesa. ¿Recuerdan el Mundial de Francia a fines del siglo XX? Tenía que ganar Francia porque estaba conmemorando el 2º centenario la Revolución Francesa, el rival era el equipo de Brasil, el día del partido decisivo Ronaldo salió enfermo: lo habían intoxicado. Dadas las recientes noticias sobre su implicación en una serie de sobornos, pienso que algo tuvo que ver el entonces presidente de la FIFA Joâo Havenlage, ¡y es brasileño! Sinvergüenza el tipo, también tuvo que ver, asociado con otro de su calaña, Silvio Berlusconi, dueño del Milan, en la destrucción de Maradona, quien había sacado del foso al equipo de Nápoles y lo llevó a ganar el campeonato italiano. Hace poco, una televisora francesa se ha empeñado en acusar de dopaje al gran tenista español Rafael Nadal, claro, es el máximo ganador –¡siete otra vez!- del Roland Garros, el torneo francés de tenis, uno de los más importantes del mundo, ¡y es español, qué afrenta para Francia! El ciclista siete veces campeón en Francia es gringo, ¡otra afrenta!
Lance Armstrong encara con gallardía y elegancia esta persecución: no lucha más. Un amigo dijo que si él, quien nunca ha rechazado el reto ante una causa justa, se retira ahora, es porque sabe –así lo manifestó ya- que el juicio no será justo. Puede ser acusado de lo que sea, pero su gloria deportiva es indestructible. Brazo fuerte como su homónimo astronauta ya en la eternidad, con éste no sólo comparte nombre y poder en el brazo, sino decisión, coraje, valor, es decir, una gran fuerza moral y psíquica para alcanzar las metas. Neil llegó a la Luna. Lance venció el cáncer, remontó sui carrera deportiva y alcanzó la estrella de la gloria.
