Con la final en el estadio Wembley entre ceja y ceja, Lionel Messi y el Barcelona debutan el miércoles en esta edición de la Liga de Campeones ante el visitante Spartak de Moscú.
El conjunto ruso es el primer obstáculo en el camino para el astro argentino y el Barsa, que siguen escocidos por su eliminación en semifinales la pasada campaña, cuando el Chelsea inglés, eventual campeón, les apeó de la competición al ganar 1-0 en Londres y empatar 2-2 en el partido de vuelta en Barcelona.
Messi mandó al poste un penal decisivo en ese choque y reconoció esta semana tener «una espina clavada» respecto a los reveses en la Champions y la liga española el curso anterior, en que sin embargo consiguió el récord de 73 goles anotados en todas las competiciones.
Pero el azulgrana es insaciable y, cuando justamente se cumplen 12 años desde que llegara al Barsa, donde ha ganada cinco ligas (2005, 2006, 2009, 2010, 2011) y tres Ligas de Campeones (2006, 2009, 2011), espera seguir agrandando su figura con la conquista de su cuarto título continental.
El Barsa sólo levantó previamente una Copa de Europa sin Messi: en 1992, precisamente en Wembley, donde también conquistó la de 2011 ante Manchester United. El estadio londinense es territorio místico para la religión «culé» pero, a pesar de cinco semifinales europeas consecutivas, la vuelta al lugar donde empezó todo se antoja un camino plagado de obstáculos.
El primero es el Spartak que entrena un viejo conocido de la liga española: el ex timonel del Valencia, Unai Emery. El técnico vasco comparte con el ex timonel del Barsa, Pep Guardiola, el gusto por el fútbol combativo basado en la posesión del balón. Pero, a pesar de la renovada relevancia internacional del fútbol ruso, Emery no cuenta en el Spartak con las mismas armas que en el Valencia, con quien tampoco tuvo demasiado éxito en feudo azulgrana.
Tanto con el cuadro «che» como su anterior equipo, el Almería, el preparador salió derrotado las seis veces que visitó el Camp Nou, con balance de solo dos goles a favor por 18 en contra. La baja del internacional argentino Nico Pareja en la defensa es también una mala noticia para Emery, que anda pendiente de la recuperación del mediocampista José Manuel Jurado de cara a la alineación titular.
Pese a los antecedentes y la actual posición del Spartak en la liga, donde está a seis puntos del líder Terek Grozny, Emery avisó que no se conformaría con un empate. «No firmo nada. Hay que disfrutar el partido», insistió.
Los demás integrantes del Grupo G son el Celtic de Glasgow y el Benfica de Lisboa.
El Barsa, que lidera cómodamente la liga con ocho puntos de ventaja sobre el Real Madrid, también presenta las bajas del capitán Carles Puyol, Isaac Cuenca, Andrés Iniesta y, muy probablemente, Jordi Alba y el chileno Alexis Sánchez por diversas molestias. Pero el técnico debutante Tito Vilanova plantea dar entrada a David Villa en el once, una vez el goleador demostró no haber perdido su olfato, anotando dos dianas de suplente en la liga, más otra con la selección española.
La hinchada azulgrana suspira por recuperar el tridente ofensivo formado por Villa, Messi y Pedro Rodríguez, inédita desde que el primero se lesionara hace nueve meses en el Mundial de Clubes. Fue la misma que formó en la final de Wembley de 2011, en que Villa marcó un golazo.
El cruce más reciente entre Spartak y Barsa se remonta a 1994, cuando los «blaugrana» eliminaron a los moscovitas por un global de 7-3, antes de caer en la final de Atenas contra el Milan.
Para mejor referencia, Emery quizás recupere el video del anterior rival ruso en el Camp Nou: el Rubin de Kazán se impuso en octubre de 2009 por 2-1, precisamente la última vez que el Barsa perdió un cotejo europeo en su estadio.
AP