Ni Teodoro Petkoff, respetable pensador e intelectual y líder político de Venezuela, América y el mundo, ni nadie más en particular anda desviadamente influyendo con desvaríos, en la creciente y esperanzadora esperanza del cambio democrático, que por vía electoral está planteado en nuestra república para el próximo 7 de octubre. Porque todo ello, en sus metas y objetivos, propósitos y acciones, está enmarcado planificadamente dentro de toda una unidad nacional, inspirada en corrección y superación de errores pasados, aprendizajes del presente y la debida proyección hacia el futuro, con sincero espíritu de reconciliación y unidad, bajo la inspiración de elevados sueños e ideales de democracia integral, donde todos se sientan beneficiarios, con prioritaria y especial atención a los venezolanos más necesitados.
A propósito del anterior señalamiento, de suyo indebido e incierto en su veracidad, formulamos algunas precisiones como éstas:
•No existe en realidad ningún “acuerdo de sumisión a Chávez “ni la consiguiente e inventada Oposición Sumisa (OSA)”. Mucho menos, que una indoblegable personalidad como Teodoro Petkoff ande en debilidades ni entregas al Presidente Chávez. Nadie está obedeciendo las órdenes de Miraflores.
•El Acuerdo con el CNE fue firmado por los representantes de la Unidad con el conocimiento y la autorización del candidato presidencial Henrique Capriles Radonski, quien ya lo ha dicho con suficiente claridad. Por lo demás, la firma de ese Acuerdo no quita bajo ningún respecto el derecho de la Oposición a mantenerse en vigilia frente al mismo CNE y denunciar oportuna y eficientemente cualquier irregularidad.
•No se siembra una buena semilla diciendo que cuando la candidatura presidencial de Manuel Rosales habiéndose ganado se anticipó la derrota, pues ello es todo incierto. Tampoco, andar sembrando la falsa especie de que en la Oposición se viene acostumbrando “la idea de que la derrota es inevitable y debemos aceptarla”. La racionalidad más elemental es la que debe privar en esto.
•El grado de influencia que pueda tener Teodoro Petkoff en la campaña electoral de Capriles, por lo demás merecido, no es el exagerado que se le ha atribuido. La influencia determinante es en verdad la del instrumento unitario, lo que tantos esfuerzos ha costado.
•Ojalá, en bien de esa misma Unidad y de la candidatura presidencial de oposición, la de HCR, todos estos desvaríos, extraños en sí mismos, dejen de seguir existiendo, dado el daño que hacen, por buena intención que se tengan. Entrar de alguna manera en el juego del Presidente Chávez, aunque no sea ése el propósito, debiera descartarse por completo. ¡Cuidado con tamaño desvarío!