Pocos son los campesinos de la parte alta del municipio Morán que recuerdan aquel día del año 2000 cuando el presidente Hugo Chávez, desde Bramón, estado Táchira, decretó la zona de Santa Marta, parroquia larense de la parroquia Hilario Luna y Luna como Vitrina del Plan Nacional del Café.
De acuerdo a las instrucciones del Jefe de Estado, en ese caserío se ubicaría el centro de la producción cafetalera que incluiría, además de Santa Marta, otros como Bucare Arriba, Bucare Abajo, El
Rincón, Palo Grande, El Cauro, Los Hoyos, Laguneta, La Guaica, La Manga, La Puerta, La Cuchilla, Las Cruces y otros.
Esa es la mayor zona productora cafetalera de Venezuela, con una cosecha anual de unos 140 mil quintales, según cálculos de conocedores de la materia.
Con Santa Marta declarada Vitrina del Plan Nacional Café, en sus habitantes renacieron las esperanzas de una vida más agradable, sin los problemas de vivienda, educación, salud, vialidad, seguridad, electricidad y todo lo necesario para sentirse a gusto sin salir del campo.
Pero, transcurrido este largo espacio de tiempo, en Santa Marta y el resto de caseríos de la zona nada ha cambiado positivamente pues cada día es más problemática la situación de los trabajadores del campo.
A numerosos campesinos les ordenaron destruir sus casas de barro con la promesa de que en pocos días comenzarían a construirles las nuevas, más dignas.
Pasaron los años y, cansadas de vivir arrimadas, las familias engañadas con las supuestas bondades que traería el Plan Café debieron volver a recurrir al barro local para construir nuevamente sus viviendas.
De la vialidad, algunos recuerdan que cuando Luis Reyes Reyes era gobernador, el presidente Chávez le ordenó consolidarla en toda la zona cafetalera, pero nunca hizo nada, la dejó abandonada.
En la actualidad trasladarse de Villanueva o Laguneta o Santa Marta, pese a ser solamente 28 kilómetros, deben emplearse no menos de dos horas y media, siempre y cuando no esté lloviendo.
Lo que llaman carretera, que es un simple camino de recuas, está fracturada en varios sitios, además de haber desaparecido las bateas que existían en las quebradas que hay que cruzar.
Cuando está lloviendo los campesinos prefieren no cruzar por el riesgo de ser arrastrados al fondo de un barranco.
En Santa Marta, hace más de diez años construyeron una estructura destinada a un módulo de salud, pero nunca enviaron un médico, ni enfermera, ni mucho menos medicamentos, encontrándose deteriorada actualmente.
La escuela, donde estudian cerca de 150 niños campesinos, funciona en dos locales construidos por los mismos vecinos, uno de ellos de barro, porque el galpón que hace años comenzó a construir la alcaldía de Morán no fue terminada.
El único campo deportivo de que disponen los niños es un terreno en el centro del poblado, sin arco, a excepción de tres palos, y con muchos huecos.
“Del Plan Café no volvimos a saber nada y nunca hicieron nada. Tumbaron varias casas y no hicieron ninguna; con la escuela pasó igual, y si es la carretera, hace años que por aquí no vemos una máquina”, dijo Luis Ramos, uno de los habitantes.
“Aquí lo poco que existe es porque lo hemos hecho nosotros, la comunidad, porque de ningún gobierno, municipal, regional o nacional, hemos recibido nada”, afirma Juan Ramón Torres, otro vecino.
“Y lo peor es que no quieren pagarnos bien el café de nosotros, pero sí el que viene de fuera”, enfatiza Ramos, quien invitó al gobernador Falcón y al alcalde Fidel Palma a que los visiten para que se den cuenta de las penurias de los campesinos de la principal zona productora del país. y también la más desasistida oficialmente.
Fotos: Elías Rodríguez