Para los comerciantes del anexo del mercado San Juan el problema no es la ejecución de la obra, sino los decretos fijados a última hora por la municipalidad para ubicar a los 25 comerciantes que en el transcurso de 35 años, promovieron la actividad comercial en el sitio. En dos platos: el proyecto debió incluir una operación emergente para evitar pérdidas a falta de un espacio ideal para la venta de comida.
Tras cumplirse siete semanas desde la demolición de locales, las predicciones de comerciantes y usuarios, hoy se cumple con todas sus letras.
“Cuando por primera vez nos dijeron que querían construir una boulevard para que estuviéramos más cómodos y condiciones dignas, nos alegramos porque sentimos que venían cosas buenas para nosotros, que durante años luchamos para hacer el punto de venta en este sitio. Pero nos fuimos dando cuenta que no estaba bien planificado el proyecto y de manera arbitraria nos querían sacar de nuestros locales”, declaró Lismar Beltrán Piña, comerciante.
“Del apuro queda el cansancio”
¿Cuál era la única petición de los vendedores?, prosiguió, que nos habilitaran un espacio que estuviera en óptimas condiciones, pero sobre todo, ideal para el expendio de alimentos.
“Andaban apurados por inaugurar el boulevard el 14 de septiembre y nos ubicaron donde primero se les ocurrió. Ahora sólo vendemos cuatro café al día, porque en la parte de atrás del mercado San Juan no sirve para comerciar. Del apuro de la alcaldía, nos quedó a nosotros el cansancio”, agregó
En este sentido, pese a los esfuerzos de Emica, los vendedores denuncian una vez más, los retrasos en la obra.
En tanto, Henri Segovia, vicepresidente de Emica, aseguró: “El trabajo no se ha parado. Incluso hemos incluidos a trabajadores de la comunidad como estaba previsto. Además permitimos que comerciantes de prendas de vestir se ubiquen los fines de semana donde irá la plazoleta”.
Foto: Elías Rodríguez
