#Opinión: La fe y la esperanza ante el desengaño Por: Saul E Aguilar

Según el diccionario de la Lengua Española algunas de las definiciones de Fe son las siguientes: “Creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la experiencia o la razón, o demostrado por la ciencia”. “Testimonio, aseveración de que una cosa es cierta”. “Conjunto de creencias en una religión”. En cuanto a Esperanza, la define como: “Confianza en que ocurrirá o se logrará lo que se desea”. “Objeto o persona en la cual se confía para obtener lo que se desea”.  En las Sagradas Escrituras, en cuanto al tema de la Fe, el apóstol Mateo nos refiere en la “Fe de Pedro y las promesas de Jesús”, que encontrándose  Jesús a la región de Cesarea de Filipo,  preguntó a sus discípulos ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre? Ante su pregunta algunos respondieron: eres Juan el bautista, Elías o Jeremías, o alguno de los profetas. Sólo Pedro  respondió: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Entonces Jesús le replicó: Feliz eres Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi padre que está en los Cielos”. Como persona formada en un hogar católico al igual que muchos venezolanos, desde niño he oído mencionar constantemente las palabras Fe y Esperanza. De acuerdo con nuestra formación católica, creemos en la existencia de Dios sin haberlo visto, tocado u oído sin embargo, sabemos que existe y son incontables las manifestaciones de su presencia. Fe y esperanza las hacemos extensivas a otros ámbitos de nuestras vidas. Por ejemplo en la hermana República de Cuba, el movimiento revolucionario emprendido y liderado por el comandante Fidel Castro en 1959 tuvo como banderas iniciales barrer con la dictadura de Batista, acabar con la corrupción política y social, mejorar las condiciones de vida de la población, lograr la igual distribución de los bienes entre la población. Estas y otras propuestas fueron enmarcadas en el régimen comunista que para tal efecto, se debía implantar, a través de la revolución socialista. Hoy luego de cincuenta y tres difíciles años del proceso revolucionario, ante la esperanza del cambio prometido, el propio líder ya reconoció públicamente esgrimiendo que el sistema socialista implantado en la isla no había cumplido las expectativas para ellos por lo cual tampoco serviría para otros países. Pero no sólo el reconocimiento del fracaso ha sido evidenciado por los máximos líderes revolucionarios sino también por jóvenes estudiantes universitarios entre los cuales sobresale la voz de Eliecer Ávila cuando en el año 2008 interpeló a Ricardo Alarcón, no sólo reclamó sino que manifestó su punto de vista entorno a la persecución en contra de la disidencia política, a la imposición de un pensamiento único, el partido único, la disociación entre familias. Este joven manifestaba que desde muchacho les oía a sus padres y abuelos hablar de la mejor vida que se lograría con la revolución, los cuales se evidenciarían en progresos en  el ámbito económico, social, cultural, educativo. Se preguntaba ¿dónde está ese progreso prometido? Hoy Eliecer, ingeniero en informática, vende helados, eh allí el progreso para él. Decía Ávila que si algo había que defender era la familia.
En Venezuela en el año 1998 en las elecciones presidenciales, muchos venezolanos descontentos con los errores y  fracasos de los gobiernos blancos y verdes, cifraron sus esperanzas en ese joven militar protagonista de una intentona de golpe de estado al gobierno democrático vigente. Luego de un Referéndum Constituyente para modificar la constitución de 1961 como en efecto ocurrió; en los primeros momentos de su gestión, los cambios fueron produciéndose, se decía entonces, con el apoyo y el protagonismo del pueblo que lo respaldó electoralmente. Luego de doce año de gestión en los cuales todas las decisiones políticas, económicas, legislativas; y demás ámbitos del acontecer nacional, continúan, como en el comienzo, tomándose en Miraflores, el soberano es participativo porque a él se le informa cual es la orden que debe acatar y es en definitiva protagonista porque a todos nos corresponde el papel estelar de buscar a ver si conseguimos en esta ciudad o  en otra: medicamentos, harina para las arepas, aceite, leche, azúcar, café y pare usted de contar. Se esperanzó al pueblo venezolano, en unos cambios, pues bien, los cambios si se vienen gestando pero de manera involutiva: vuelta al conuco, a la totuma, al trueque, a la tinieblas como en el estado Falcón, al racionamiento de combustible como en Táchira, Mérida y Zulia (Estados donde predomina la oposición por cierto) Se habla de soberanía alimentaria y casi todo lo que comemos es importado, cuando no llega en mal estado. Muchos jóvenes no consiguen fuentes de trabajo donde poder desarrollarse profesionalmente, mientras otros ni siquiera pueden salir a buscar chamba porque mueren a manos del hampa. Los productores nacionales agrícolas y pecuarios ven frustradas sus esperanzas de mejorar ya que observan perplejos como se estimula al productor extranjero, como son creadas fuentes de trabajo pero en otros países cuando se realizan importaciones indiscriminadas. ¿Cuáles son beneficios de esta revolución luego de doce años?
Uno de los fundamentos del sistema democrático es la alternabilidad de los funcionarios en los cargos públicos que ejercen, cargos muchos de los cuales son producto del sufragio. El 7 de octubre de este 2012, los ciudadanos tenemos la oportunidad de utilizar la única arma de la cual disponemos para desplazar de esos cargos a quienes no los han ejercido adecuada y responsablemente.

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