La violencia se está apoderando de la población de Jiménez, tanto así que mientras la comisión del Eje Contra Homicidios del Cicpc estaba haciendo el levantamiento de un cadáver se estaba cometiendo otro crimen. De las 23 bajas que se han registrado en Lara durante el mes de septiembre, cuatro han sido en este municipio.
Fue por armas y dinero
A las 7 de la mañana llegó María De la Cruz Santos a su vivienda ubicada en la calle 5 entre avenidas 13 y 14 del sector La Libertad de Quíbor. La mujer observó que la puerta estaba abierta y su esposo Carlos Manuel Barroeta Rodríguez (36) tendido en plena entrada del porche de la casa.
La dama entró en crisis y llamó a los hermanos del fallecido para pedir ayuda. Éstos, al ver que no había nada que hacer, arrastraron el cuerpo y lo movieron como dos metros y medio para un lado de la vivienda y lo taparon con los arbustos. Buscaron unas sábanas, se las colocaron encima y procedieron a llamar a la policía para reportar lo sucedido.
Se conoció que la víctima fatal residía con su esposa y dos hijos de 13 y 10 años, pero ella se había quedado en casa de sus padres porque tenían una reunión familiar. Vecinos de la zona indicaron que se escucharon varias detonaciones entre 1 y 2 de la madrugada de ayer, pero nadie se atrevió a asomarse para ver qué pasaba.
Seres queridos de Barroeta Rodríguez presumen que fue alguien conocido la persona que llegó a la casa, pues el hombre salió a atenderlos en pantalones y hasta sin camisa. En las afueras de la casa estaba el pote de basura volteado y del lado izquierdo tres conchas; del lado derecho una más. Algunos manifestaron que la víctima, quien es un hombre corpulento, buscó pelear con sus atacantes para evitar ser robado, pero la lucha terminó mal.
Un disparo en la región axilar izquierda, tres en el cuello y dos en el antebrazo izquierdo, acabaron su vida.
La residencia, que consta de ocho habitaciones, estaba desordenada, la reja forzada, así como las puertas de cuatro cuartos, faltaba todo el dinero e inclusive su arma y algunos armamentos que tenía empeñados, pues desde hace años se desempeñaba como prestamista, relató su hermano Juan Barroeta.
Se conoció que el fallecido había ido a cobrar un dinero a eso de las 10 de la noche y su hermano lo vio por última vez a las 11 del domingo, en donde le indicó que se iría para su hogar. Era el tercero de cinco hermanos.
Trascendió entre los presentes que Barroeta Rodríguez hacía negocios con muchas personas de dudosa procedencia y por ello les tenía las armas en calidad de empeño. En una de esas negociaciones llegó a tener un vehículo el cual se encontraba solicitado y por el cual, según el Tribunal Supremo de Justicia, fue detenido en un allanamiento realizado en su hogar el 9 de septiembre del 2010. Al prestamista le dieron un beneficio de presentación y fue imputado por el delito de aprovechamiento de vehículo proveniente del hurto y robo, así mismo el 2004 lo acusaron de una violación, pero no hubo forma de probar este hecho.
Fue “El Ñeco Palmera”
Eran las 11:20 de la mañana cuando los efectivos del Eje Contra Homicidios terminaban de hacer el levantamiento del cuerpo del prestamista y fue reportado un crimen en el sector Arenales de Quíbor.
“Yo estaba embolsando unas verduras en el negocio donde trabajo, cuando de pronto se escuchó una ráfaga de disparos. Cuando dijeron que habían matado a alguien, me vine para ver. A mitad de camino me dijeron que era mi muchacho”, relató José Bermúdez, a quien le asesinaron al tercero de sus cinco hijos.
El señor que venía del negocio que apenas queda a seis cuadras del lugar, aceleró el paso y al llegar vio el cuerpo sin vida de su hijo que estaba tendido a mitad de la calle. Un tiro en el pecho y otros en el costado y pierna izquierdos, presentó Melvin José Castillo Rodríguez (26).
La víctima fatal llegó hasta Arenales en compañía de Yoersi José Mendoza Gil (24). Fueron hasta un taller eléctrico para dejar un Granada verde, propiedad de Mendoza Gil, y se dispusieron a irse en una motocicleta. Castillo Rodríguez iba de parrillero. En el momento que salía de la zona fueron interceptados por un Toyota Corolla. Quienes iban en el vehículo bajaron el vidrio y comenzaron a disparar.
Castillo Rodríguez se cayó de la moto, pero los atacantes, entre quienes presuntamente estaba “El Ñeco Palmera”, no le dieron tregua y lo mataron, mientras Mendoza Gil aprovechaba para escapar.
La víctima fatal tenía dos años trabajando para una empresa brasileña que le presta servicio al Sistema Hidráulico Yacambú – Quíbor, pero tenía contratos temporales, por lo cual, desde hacía dos meses, no trabajaba, pero el dinero que tenía lo prestaba para ganarle intereses. Así mismo hacía con las motos: las compraba y las vendía a mayor precio y todo por darle los gustos a su pequeño hijo de 2 años.
Su madre residía en Caujaral, lugar en donde acostumbraba a almorzar todos los días y desde hace dos meses estaba viviendo en La Libertad con su pareja, relató su cuñado Jesús Escalona.
Compañero herido
A la 1:20 de la tarde ingresaba a la emergencia del hospital Antonio María Pineda, con un disparo en el hombro izquierdo, otro en la región escapular izquierda Mendoza Gil, según la versión aportada por la madre del mismo es que estaba por la redoma de Sanare y le robaron su vehículo y lo hirieron. Pero se comprobó por las versiones de los testigos que era el mismo acompañante de Castillo Rodríguez.
Hasta ahora sabuesos de Homicidios están montados en ambos crímenes. En el primer hecho manejan como móvil la resistencia al robo y en el segundo caso la venganza. Sin embargo no descartan nada e inclusive indagan si los sucesos pudieran estar relacionados. Por ahora, habitantes de Jiménez siguen clamando por seguridad y tranquilidad para la población.
Fotos: Dedwison Álvarez
