La intercomunal Florencio Jiménez fue, una vez más, el escenario escogido por representantes de sectores del oeste de Barquisimeto para manifestar exigiendo soluciones a sus problemas de servicios públicos, en esta ocasión seguridad.
Aproximadamente a las siete de la mañana de este lunes se colocaron junto a obstáculos en las inmediaciones del caserío Auyamal y el distribuidor El Rodeo, impidiendo de esa manera el tránsito automotor en ambos sentidos.
Allí, además de conductores de “rapiditos” que cubren la ruta Tintorero-Barquisimeto, se apostaron vecinos de Auyamal, Los Cerritos, Cerro del Medio, Caujaral,Tintorero y El Rodeo, entre otros, para protestar por los altos grados de inseguridad que están viviendo.
Citaron el caso de los conductores de los “rapiditos” quienes constantemente son víctimas de los delincuentes.
“Solamente este domingo nos robaron dos carros”, dijo uno de ellos.
Pastora Sequera y Pastor Torrealba, de Cerro del Medio, eran dos de los luchadores vecinales que explicaban los motivos de la protesta.
Dijeron que los maleantes, que andan en motos, se pasean libremente por los caseríos, escogiendo a sus víctimas para robar todo lo que encuentran a su paso.
A varias familias de ese y otros poblados les han llevado artículos del hogar, prendas, dinero en efectivo y hasta algunos animales.
Pedían la llegada de alguna autoridad, lo cual ocurrió cerca de las nueve y media cuando, luego de una reunión en la que les prometieron patrullaje policial y de la GN para poner fin o al menos reducir la inseguridad, levantaron el cierre terminando también el congestionamiento automotor que ya era kilométrico en ambos sentidos.
Eso ocurrió luego de más de dos horas de impacencia para quienes viajaban hacia y desde Barquisimeto y se encontraron con la imposibilidad de continuar a causa de la protesta.
En sentido oeste-este la cola de autos, camiones, gandolas, busetas y autobuses pasaba del puente del distribuidor El Rodeo y en el lado contrario al menos cuatro kilómetros.
Los pasajeros de los coletivos cruzaban caminando la barrera de obstáclos para subir a otras unidades y de esa manera poder seguir hacia sus destinos.
Pero los más impacientes eran los conductores de camiones y gandolas cargados que procedían de lejanos lugares y a causa de la manifestación se vieron obligados a incrementar en al menos dos horas sus viajes. Se quejaban argumentando que ellos no tenían nada que ver con los problemas de las comunidades que les impedían continuar con normalidad sus recorridos.
Pero las comunidades también argumentaban que sólo de esa manera podían llamar la atención de las autoridades sobre lo que están pasando.
Fotos: Elías Rodríguez