El saxofonista colombiano Antonio Arnedo y el contrabajista puertorriqueño Eddie Gómez compartieron la noche del sábado una memorable velada jazzística con el público barquisimetano. Una vez más, el Festival Internacional de Jazz que abriga la ciudad de los crepúsculos, dio fe de su trascendencia y calidad. Sus organizadores, bajo la batuta de Zuly Perdomo, siguen desvaneciendo fronteras para traer lo mejor del género a la capital musical de Venezuela. En esta oportunidad, la segunda gala prevista para esta 7º edición del festival, descubrió la esencia de Antonio Arnedo y el virtuosismo de Eddie Gómez, dos grandes maestros del jazz.
Raíces
Antonio Arnedo y su grupo compuesto por Santiago Sandoval en la guitarra, Urián Vladimir Sarmiento en la batería y Julián Gómez García en el contrabajo, ofrecieron un magistral festín de tradiciones y vivencias colombianas que se inició a las 7:40 de la noche. La audiencia presente en el Teatro Juares fue testigo de un periplo musical que habló de las costas y pueblos de la hermana república. La travesía comenzó con varios temas de su disco Colombia, el cual expone múltiples ritmos folclóricos. Fue así como la propuesta de Arnedo resultó todo un abanico de sensaciones que dejaron en evidencia las raíces de su patria. El artista, además de ejecutar magistralmente el saxofón, hizo gala de sus habilidades al tocar varios instrumentos de viento que lo acompañaron durante su presentación. Un solo de bajo sirvió de antesala a la pieza Buenaventura. Se trató de un “currulao” de la costa pacífica de Colombia. Arnedo, visiblemente emocionado, interactuó permanentemente con la audiencia. “Barquisimeto me ha conmovido”, dijo. Habló sobre cada pieza e instrumento, presentó al grupo y agradeció una y otra vez la invitación realizada por los organizadores del festival y por supuesto, tocó apasionadamente su jazz coloreado por esos ritmos que tanto conoce.
También del disco Colombia ejecutó la pieza Dibujo, tema que le compuso a su hija mayor cuando estaba pequeña. Le siguió un tema que habló de las tradicionales fiestas de San Pelayo y de un músico que se paraba es una esquina a tocar el clarinete. “Tocaba sin emitir melodía… había perdido la razón porque fracasó su banda… sin embargo, seguía tocando con su banda en la cabeza”. “La música tiende puentes, Latinoamérica tiene mucho en común, Colombia, Argentina, Venezuela y otros países de Sudamérica poseen un rico folclore”, expresó el también docente. De ese modo abrió paso a la pieza El ritual de los hilos… “los hilos de la vida me trajeron hasta Barquisimeto”. Más tarde, acompañado por las palmas tocó La chiva y Alegre.
Maestro de maestros
El maestro Eddie Gómez, virtuoso del jazz contemporáneo, sedujo con su contrabajo y su chispeante jazz estándar a las almas presentes.
Gómez ejecutó varios clásicos del jazz junto a los músicos Stefan Karlsson (piano) y Billy Drummond (batería). Asimismo, piezas de su disco En vivo que grabó en el 68.
Uno de los temas más sentidos de la noche fue Carta de amor. Este jazz se lo dedicó Gómez a sus padres, quienes hoy día descansan en el cielo. Finalmente, quien fue contrabajista de Chick Corea, se despidió agradecido de Barquisimeto con tres prolongados temas, alusivos al jazz contemporáneo.
Fotos: Billy Castro