El Comandante comunista, un maestro de la distracción, siempre está buscando cómo llamar atención a sí mismo, y no a los problemas verdaderos de su país.
La inaudita obsesión del Comandante comunista, sobre Simón Bolívar es digna del análisis de psiquiatras y psicoanalistas, serios, científicos y no charlatanes de baja ralea.
La pretensión de modificar la historia no es más que descalificar a doscientos anos de relatos e iconografía de Simón Bolívar.
En estos casos, sólo los científicos expertos en los laberintos de la mente pueden diagnosticar fenómenos que los legos observamos con estupor, sorpresa e, incluso, escándalo. Este es el caso del Comandante comunista y su obsesión con Simón Bolívar, quiere voltear la historia, reinventarla e imponer la suya, a veces quiere ser el médium a través del cual se exprese el padre de la patria, inventa frases de Bolívar, toma un fragmento y lo adultera, y adulterado lo aplica contra sus adversarios, o mejor, contra sus enemigos que, paralelamente, convierte en enemigos de Bolívar.
El Comandante comunista es el único dueño de Bolívar, y ha sido tan audaz e irresponsable que no ha tenido escrúpulo alguno al convertir en sinónimos el adjetivo «bolivariano» y el adjetivo «chavista».
Así, comenzó por llamar bolivarianas a las Fuerzas Armadas, para terminar con que son chavistas. Venezuela es bolivariana y por consiguiente «chavista», y «el que no sea chavista no es venezolano».
Ninguno de los dictadores del pasado, que ocultaron sus desmanes bajo el paraguas de Bolívar, llegó a tanto. Aquellos como Guzmán Blanco o Juan Vicente Gómez tuvieron menos escrúpulos.
Esta demencia de borrar la historia y reinventarla no ha tenido límites. El Comandante comunista se obstinó en que se inventara un rostro de Bolívar. Un rostro fabricado por un sistema gringo, denominado photoshop, naturalmente, para perturbar la iconografía histórica. Una iconografía abundante, excelente, auténtica; una iconografía que le ha dado la vuelta al mundo y que ha consagrado la historia, y detrás de esto un gran negocio, la renovación de la moneda y papelería con el nuevo rostro del Libertador.
Todo eso queda borrado ahora por «el Bolívar de Chávez», ese extraño personaje mostrado el pasado 24 de julio, y que, según noticias, el Gobierno se propone imponer mediante una campaña publicitaria que incluye, también, la impresión de millones de estampillas. Es un irrespeto a Bolívar y a los venezolanos.
Este episodio ilustra el irrespeto por la historia y por el propio Bolívar, que reconoció como impecables los retratos que le hizo en Lima el gran pintor José Gil de Castro, llamado «el pintor de los libertadores». Ante su caballete desfilaron, escribió Alfredo Boulton en los retratos de Bolívar, en la plenitud de su gloria y en la culminación de su carrera militar y política, enfundados en vistosos uniformes de gala, los inmortales genios de José de San Martín, Simón Bolívar, Bernardo O’Higgins y decenas de sus más distinguidos lugartenientes.
Son innumerables los retratos de Bolívar. De pintores famosos y de pintores anónimos, como el retrato de Haití, excelente. Todo eso lo quiere borrar Comandante comunista porque quiere tener su Bolívar propio, sin la nobleza, la autenticidad y la elegancia de los retratos de su tiempo. ¡Dios tenga piedad de Bolívar!
#Opinión: El comandante y Bolívar Por: Rafael Bayed
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