#Opinión: DEFENSA MERCENARIA Por: Ramón Guillermo Aveledo

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Por debajo de la mesa había pasado la historia del presunto mercenario “descubierto” cuando intentaba entrar al país por la Inmigración de una frontera legal y mostrando su propio pasaporte, de acuerdo a la versión oficial. Quizás tramaba otro de esos atentados que, según receta fidelista, cada cierto tiempo se “develan” para probar la insoportable inquietud imperial por la amenaza que nuestro comandante encarna, así como el carácter colonial de quien se atreva a disentir o a proponer una alternativa.
Fracasó ese intento por burdo y, sobre todo, por repetido. Porque la gran característica del todopoderoso venía siendo su originalidad, su capacidad para sorprendernos con movimientos tácticos creativos. Y ahora es predecible como un mago de circo pobre, o como esos payasos de vestimenta tan colorida como raída a los que los chistes se les adivinan y provocan más tristeza que risa.
Me llamaron de un medio extranjero para pedir nuestra reacción sobre la “denuncia” y me limité a responder que no podíamos atribuir la menor seriedad al tema mientras el gobierno no diera una mínima información. Y se desvaneció, aunque nunca podemos asegurar que no lo revivan antes de las elecciones.
Después recurrieron a otro ex gobernador al que antes acusaron de delitos y persiguieron y ahora presentan como paladines de la verdad y la justicia. Apareció leyendo un documento que descubrió quién sabe cómo. Un documento chimbo. Inventado de la primera a la última línea. El Minci, a cargo de la propaganda de campaña aunque es un despacho oficial, le pautó un recorrido por la televisión, y el señor que no aparecía desde que pedía primarias para todo en la Unidad de la que no participaba en costosos remitidos cuyos demás firmantes negaron haberlo autorizado, se sentía en el súbito deber de alertar acerca de “las verdaderas intenciones de Capriles y la MUD” con un presunto programa económico en el cual, además de eliminar las misiones, privatizábamos todas las plazas Bolívar del territorio nacional y ordenábamos a todos los escolares rezar por la mañana una oración por la salud financiera de Wall Street y a las maestras preparar un acto cultural de bienvenida a los marines cuando nos invadieran.
Claro que tal ridiculez, y tal vocero, no podían tener vida comunicacional más de semana y pico y su gloriosa gesta ha quedado reducida a escocesa sobremesa de algún restaurant.
Pero como gallo que no repite no es gallo, atacan de nuevo en una tercera ofensiva mercenaria. Esta vez con un libro, que ya el actual presidente ha salido leyendo y recomendando por VTV. Se titula El Programa de la MUD y, por supuesto, nada tiene que ver con debate y contraste de planteamientos, lo cual por positivo sería bienvenido, sino con esa adulteración y esas mentiras que tan propias son del fascismo y de esos gobiernos totalitarios que fueron llamados del socialismo real, del cual quedan como piezas de arqueología las dinastías cubana y norcoreana, porque China y Vietnam cada día se alejan más de eso. El autor de esta nueva joya de la bibliografía chavista es un presunto sociólogo francés de nombre Romain Migus, aparentemente dedicado al estudio y defensa de la “revolución bolivariana”, dado que los únicos aportes suyos que he podido encontrar en la red son una entrevista de 2010 y unos textos en la Red Voltaire sobre la lucha contra las drogas y las elecciones regionales de 2008. De seguro habrá otros, pero mi cultura no da para tanto.
El libro es producido por la Imprenta Nacional, así que el Comando Carabobo, que no ha demostrado escasez de finanzas, ni siquiera lo pagó, sino que –digámoslo en buen larense- prefirió irse de chuco del presupuesto nacional, pues esa es una dependencia pública, oficial, financiada con el IVA y el ISLR que usted paga.
Debe ser triste que en su fase crepuscular, esta llamada revolución carezca de aliento, entusiasmo y creatividad, y tenga que recurrir a la defensa mercenaria. Es, como el libro de Oppliger que me regalaron hace poco, La Revolución Fallida.

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