#Opinión: Amarga ironía de la justicia Por: Rafael Torres

Ironía es burla consistente en decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender.
Así es nuestra justicia, cuando es llevada por personas que no conocen de leyes. De esos que se burlan del dolor ajeno. Están acostumbrados a utilizar la indiferencia ante una denuncia o un hecho lamentable. No le dan la importancia, que amerita, un problema presentado. Así actúan los jueces en los tribunales, los fiscales del Ministerio Público, los funcionarios del CICPC, los abogados, la policía.
Todos son igualitos. Como decía mi abuelita: “No hay santo por quien rogar”. Señores, así jamás va a funcionar la justicia. Pueden cambiar las leyes, pero de seguir con estas personas ineficientes, seguiremos peor. Imagínense ustedes, la siguiente situación que, lamentablemente, se le presentó a un educador el la Urb. Hacienda Yucatán por la inseguridad que estamos viviendo y por las mentes satánicas, malvadas, malas, perversas y endemoniadas, que tienen algunas personas.
Está durmiendo y lo llaman a la media noche, se para y atiende la llamada, le efectúa tres disparos, la víctima vio a su victimario, a un metro de distancia, lo conoce, sabe como se llama, donde vive y es su único enemigo, lo denuncia y en lugar de detener al agresor se produce una larga, penosa y fastidiosa investigación, que debería resolverse enseguida o en muy corto tiempo, pues, resulta que va para dos años. Origen del problema, por pertenecer a la junta de condominio y buscar una solución a un problema presentado. Eso, mis estimados lectores, se llama ineficiencia, incapacidad, incompetencia, ineficacia, ser inútil.
Cómo no van a estar abarrotados de expedientes las fiscalías y tribunales si les cuesta resolver casos de fácil solución. Me imagino que muchos dirán andan buscando reales, billetes, pero como no consiguen enredan los problemas y quienes pagan son las víctimas y sus familiares, mientras tanto, el victimario gozando de libertad, de Derechos Humanos, protegido por la policía, jueces y fiscales.
Con razón la inseguridad y la delincuencia es la que manda. Sumado a todo esto, las fallas en nuestra justicia haciendo que aumente cada vez más los homicidios en Venezuela. Pregunto, ¿cómo es eso, de que “todas las personas son iguales ante la ley y en consecuencia, no se permitirán discriminaciones. Que la ley garantizará condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva” Art. 21, de nuestra violada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Dónde quedó eso, de que Venezuela es un Estado de justicia, donde está consolidado el bien común, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones. ¿Qué se hizo la justicia social? En la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador, se habla de patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia. Será que nuestros “eficientes justicieros” no se han leído la Constitución o se hacen los desentendidos para no aplicar las leyes, correcta y eficientemente. De ser esto cierto, pues renuncien y denle paso a profesionales eficientes y capaces de impartir justicia rápida y eficiente, y así no habrá cárceles llenas, tanto de gentes inocentes como por retardos procesales. Los funcionarios del Ministerio Público están en el deber de actuar con honradez, rectitud e integridad, de lo contrario están sujetos y sujetas a responsabilidad penal, civil, administrativa o disciplinaria. Art. 12 y 13, de la Ley Orgánica del Ministerio Público. Esto por no darle importancia y celeridad a los problemas, que llevan los afectados y que por ley deben denunciar.
Allí cuesta para que den respuestas a las víctimas, como por ejemplo el caso 13-DDC- F1- 578-12, con cinco atentados denunciados, en complicidad del CICPC. ¡Cómo para que no queden dudas de mi escrito¡ Porque siempre es bueno andar con la verdad por delante, y sin miedo, más aún, si se utiliza un medio tan importante, como EL IMPULSO, Decano de la Prensa Nacional.