Transitar por la vía principal del sector Golf Club de la parroquia José Gregorio Bastidas, es un verdadero calvario, pues sino se rompe el tren delantero de los vehículos por el rosario de cráteres, puedes ser víctima de maleantes que amparados en la penumbra de la noche, están a la espera para saltarte.
Es esta la narración más concurrente de los vecinos de numerosas urbanizaciones que se encuentran apostadas en el desolado sector.
Ricardo Falconi, presidente del condominio del Conjunto Residencial La Trigaleña II, indicó que las seis urbanizaciones, unas 1.200 familias, deben sortear un sinnúmero de huecos de todas las dimensiones, donde algunos son infranqueables o por su gran medida o posición en la vía.
No tenemos una vía alterna, por tal razón ha venido en creciente deterioro, puesto que además transitan camiones y gandolas que se dirigen a la Zona Industrial y a la Termoeléctrica Argimiro Gabaldón.
Colapso seguro
Acotó Falconi, que en el lugar se desarrollan otros urbanismos, lo cual preocupa a las familias ya ocupantes “porque si seguimos creciendo sin servicios, colapsaremos”.
-Estamos utilizando prácticamente un solo canal de las avenidas principal y Ferrocarril, en zig zag, por supuesto, pero en hora pico, la situación se torna peligrosa, y más en horas nocturnas, por la escasa iluminación del sector, destacó.
Montañas como áreas verdes
Jorge Cáceres, vocero del consejo comunal de La Trigaleña I, expresó que ese sector de Palavecino cuenta con muchas áreas verdes, entre baldías y terraplenes proyectados para otros desarrollos habitacionales, pero todas repletas de monte, utilizadas como guarida de delincuentes.
Los peatones son los que más sufren, recalcó, toda vez deben caminar por la calle porque las aceras están tapadas por la densa maleza, para lo cual hizo un llamado de atención al alcalde Richard Coroba, “que se acuerde de nosotros, porque también somos pueblo”.
-Pedimos que a la brevedad la alcaldía se haga sentir y solucione la crítica situación de la única vialidad de acceso a estas urbanizaciones, así como la limpieza de las áreas verdes y orillas de la carretera, para que despejen las aceras y los vecinos que transitan por el lugar, puedan caminar con seguridad sin temor a ser arrollados, remarcó Cáceres.
Tomarán otras acciones
Vecinos de otros urbanismos aledaños a La Trigaleña, respaldaron las declaraciones de Falconi y Cáceres, y adicionaron que están dispuestos a reclamar asfaltado, limpieza, iluminación y seguridad, “por otras vías”.
Esperamos que esto no sea necesario, dijo Ana Elisa Garbín, representante comunitaria de la zona, porque entendemos que hay transparencia en el accionar gubernamental, pero exigimos envíen las cuadrillas a realizar lo propio.
-El alcalde no nos ha prestado ningún tipo de ayuda a pesar de las solicitudes dirigidas a su despacho, anotaron el grupo de vecinos congregados frente a los urbanismos.
Una boca de lobo
La zona en la noche es totalmente oscura, refirieron los vecinos, lo cual ha permitido el incremento de robos, hurtos y hasta secuestros express.
Aseguraron que a las seis de la tarde existe una especie de toque de queda en el solitario lugar, y el que se arriesgue salir a pie, corre el inminente riesgo de ser atracado o arrollado en el mejor de los casos.
-Somos familias que mensualmente cancelamos el servicio de luz, de agua potable y estamos al día con los impuestos municipales, pero no se nos retribuye en calidad de servicios, representante comunitaria, dijo Garbín.
Por el lugar no pasa una patrulla de la Policía de Lara, ni por equivocación, y los efectivos del Dibise, son unos desconocidos: “si existen, no lo sabemos. Ampliaron que en las noches, más los fines de semana, se escuchan detonaciones de armas.
Fotos: Luis Alberto Perozo Padua