#Opinion: LA GORRA, LA CUÑA Y EL SIMULACRO Por: Joel Rodriguez Ramos

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Entramos en el último mes de la campaña electoral. Hoy es 5 de septiembre y las elecciones presidenciales son el 7 de octubre. El candidato y presidente saliente luce nervioso, como nunca lució en anteriores consultas electorales, ni siquiera en aquellas que por haberle sido adversas, debió estar nervioso en las respectivas campañas, como el referendo del 2007, las regionales del 2008 y las legislativas del 2010.Hoy sí luce evidentemente nervioso. Tengo la firme esperanza, que ya se va convirtiendo en convicción, de que Capriles será presidente a partir de la noche del 7 de octubre. Habrá tensión, indudablemente, pero al final el triunfo de Caprilesserá claro, inobjetable, contundente. Chávez ya empieza a dar por cierta esa posibilidad. Después de haber dicho muchas veces que su triunfo sería aplastante contra el “majunche”, hace unos días dijo que ganaríapero “no cómodamente”. Y el domingo pasado señaló que si la oposición gana “quizás no haya guerra, pero habrá crisis”.
La verdad es que quien ha hablado siempre de guerra es Chávez. La población que le adversa es pacífica, desarmada y democrática. El movimiento unitario que apoya a Capriles desea llegar al poder sólo por la vía electoral y pacífica. La crisis la va a haber, pero más por la destrucción del país dejada por Chávez y que encontrará Capriles, que por medidas que éste tome. Capriles tendrá que tomar decisiones difíciles para enderezar el rumbo, que, al final, redundarán en beneficio para todos. Lo peor que podría ocurrir sería que Venezuela continuara en esta orgía de regalos a países extranjeros, sin medida y control del Parlamento y en detrimento de nuestra conomía nacional y enperjuicio de nuestra población, sobre todo de la más necesitada. “Esta revolución es pacífica, pero armada” ha dicho Chávez infinidad de veces, como amenazando, chantajeando, atemorizando. Lo repitió hace pocos días. La sociedad democrática también es pacífica, pero, a diferencia de su “revolución”, está desarmada. Su única arma es el voto. Por eso el triunfo de Capriles no sólo será el que se manifieste en las urnas electorales, sino que será también el triunfo de la verdad sobre la mentira, el de la fe sobre la duda, el de la esperanza contra la desesperanza, el de la honestidad sobre el chantaje y la extorsión, el del bien sobre el mal y el de la paz sobre la violencia. Capriles ha tenido que luchar contra todos esos males, pero también ha tenido que luchar contra unas instituciones del Estado, parcializadas y al servicio del candidato presidente. Sin ningún tipo de rubor, todas las instituciones toman decisiones absolutamente parcializadas a favor del señor Chávez. Aun así, llegaremos al final de esta lucha y ganaremos, porque se está imponiendo, como ya dije, el bien sobre el mal.
Una de las instituciones que ha demostrado mayor parcialidad hacia Chávez, es precisamente el CNE. Primero, nunca ha visto una falta por parte del Presidente candidato. El Presidente, desde el 1 de julio, fecha del comienzo de la campaña, ha hecho todas las cadenas nacionales de radio y televisión que ha querido, usando la red de medios públicos para promocionarse y el CNE dijo que eso no era de su competencia. Todos los días, aunque no sea en cadena, utiliza esa red de medios públicos no solo para promocionarse, sino para insultar y agredir a Capriles y el CNE no dice nada, siendo todo eso violatorio de la Constitución Nacional y de varias leyes y reglamentos de la República y del propio CNE. Ciegas y sordas son las cuatro rectoras del organismo. Sólo se salva Vicente Díaz quien valientemente se lo reclamó al Presidente en persona. Para nada oye el CNE los reclamos de los sectores de la unidad democrática. En segundo lugar, el CNE censura cualquier acto, cuña o emblema que utilice la oposición y que el gobierno le reclame. Le prohibió a Capriles usar la gorra con los colores patrios y los símbolos de Venezuela, aun cuando esa gorra no diga votepor Capriles. Se metió autogol, hoy todo el mundo usa la gorra y es la identificación de la campaña de Capriles. El CNE no tuvo más remedio que callar.En tercer lugar, prohibió una cuña donde se presenta la inseguridad con toda su crudeza, yo no la había visto, ya la he visto varias veces y corre por todas las redes sociales, todo el mundo ahora ha visto la cuña. Otro autogol. Mi esposa y yo fuimos a votar en el simulacro del domingo pasado, los oficialistas violaron la norma que prohibía levantar puestos de propaganda a menos de 200 metros de los centros de votación y el CNE no dijo nada. Agredieron, molestaron e impidieron actividades de la oposición y el CNE no dijo nada. Pero aun así, Capriles ganará y el triunfo será más meritorio, más contundente, de mayor relevancia moral. El 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario y al igual que en la batalla de Lepanto, comenzará a escribirse una nueva historia.

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