Es imagen común para los habitantes de Palavecino, los continuos movimientos de tierra en las riberas del río Turbio, entre Barquisimeto y Cabudare, pero nunca el producto final de las supuestas siembras.
Para ejemplo la reciente siembra de girasol en el Valle, en donde fueron sembradas 480 hectáreas destinada a la producción de aceite comestible.
Ajuicio del ingeniero Manuel Cols, expresidente de Fudeco, estas siembras, al momento de la floración, configuraron una imagen inusitada en el valle, secularmente matizado por el manto de la caña de azúcar, “pero bien pronto la euforia, se convirtió en tragedia, como era de esperarse”.
Explicó Cols, en conferencia de prensa, que el girasol es un cultivo que debe sembrarse a salida del período de lluvias, para evitar que el exceso de humedad perjudique el proceso de fecundación y consecuentemente, la formación de los granos y dentro de éstos, las semillas o almendras donde se acumula el aceite.
Opinó que el personal de la Corporación Venezolana Alimentos (CVAL), desconoció las elementales orientaciones agronómicas, realizaron la siembra a entradas de lluvia.
Pérdida total
El panorama que ahora se observa en el valle, es una plantación repleta de monte, con baja densidad de plantas y una pobre formación de los capítulos o cabezas de los granos.
-La maleza estimulada por las lluvias agobió el cultivo y lo debilitó, detalló Cols.
Dijo que en condiciones de buen desarrollo, el cultivo debería producir unos 1.100 kilogramos por hectárea.
-El girasol del Turbio, si acaso, llega a 400 por hectárea, lo cual, hace antieconómica su cosecha, apuntó mostrando a las cámaras las chamuscadas y escuálidas cabezas de girasoles.
Fue enfático en señalar que esta siembra, arropada por el monte y la improvisación, hay que declararla pérdida total.
Arguyó el especialista, que si se toma en cuenta que los costos por hectárea del girasol es de 3.850 bolívares, para las 480 hectáreas del Turbio, puede estimarse una pérdida global de un millón, lo que significa una dilapidación de recursos públicos.
Para Cols, la siembra de girasol en el Turbio, sólo responde a un concepto de agricultura show, poniendo en evidencia la ausencia de una propuesta de carácter sostenible, para las 12.181 hectáreas, y en particular, para las 6.221 ubicadas en la zona más intervenida por el Gobierno: los municipios Iribarren y Palavecino.
Texto y foto:
Luis Alberto Perozo Padua