Dentro de la morguecita ubicada en el Cementerio del oeste de Barquisimeto yacían ayer los tres cuerpos de los jóvenes de Cerro Gordo que fueron hallados muertos en Padre Diego, en la vía a Bobare. Estaban uno al lado de otro, maniatados y con signos de haber sido torturados. Decenas de sus familiares, pese a los olores nauseabundos, estaban allí todos entristecidos esperando a que habilitaran un patólogo para que les practicaran las autopsias y darles sepultura.
Tenían las miradas perdidas; se abrazaban unos a otros, se daban ánimos y se preguntaban el por qué del crimen. Otros de los seres queridos se sentaban debajo de las sombras de los árboles para evitar el sol inclemente de ayer, pero ninguno se movía de allí, como dándoles el último adiós a sus parientes.
Allí Pedro Mendoza, padre de Edson Javier Díaz Puertas, de 18 años de edad, comentó que su hijo acababa de graduarse como técnico medio en Electrónica en la Escuela Técnica Industrial Lara y que aspiraba a ingresar a la Universidad Nacional Experimental Politécnica para estudiar la ingeniería en esa especialidad.
Agregó que hace tres días nació su hijo. “Ni siquiera pudo conocer a su primer hijo, porque cuando nació ya lo habían asesinado. La madre le puso Javier como él”, agregó el padre.
Pedro recordó que el día que los mataron vio a su hijo en horas de la mañana y le dijo que iba a realizar unos trabajos de construcción para obtener dinero porque el niño estaba por nacer. “Me dijo que iba comprar una bobona de gas y luego iría a ese trabajo. Yo le eché la bendición como siempre; cómo me iba a imaginar que sería la última vez que los vería”.
Para la familia Díaz Puerta lo más duro será avisarle a la abuela del joven. Hasta ayer no le habían comentado nada porque no saben cómo va a reaccionar. “Ella adoraba a mi muchacho; le decía Bonito, porque lo consideraba muy simpático, no sé cómo se lo vamos a decir porque se va a poner mal”.
A Dios le pide que haya recibido a su hijo y se lo llevara con él. “Espero que mi hijo al momento de morir se haya encontrado con el Padre y esté junto a él. A las autoridades les pido que hagan justicia; creo que esa gente no debe tener familia”.
En el lugar también estaban los familiares de Yonder Alexander Quintero López, de 17 años. Ellos contaron que el adolescente trabajaba albañilería con su tío y el padrastro. Vivía a pocos metros de la casa de Edson y salió con él a buscar una bombona a eso de las 10:00 de la mañana, pero una hora después les dijeron que se los habían llevado detenidos. “Fuimos a buscarlos a todas las comisarías, Cicpc, morgue… le pedíamos a Dios que nada malo les hubiese sucedido, pero ayer nos avisaron que los habían conseguido. Esto es horrible”, comentó Elinmary Quintero, familiar de Yonder.
“Que se haga justicia porque eran unos jóvenes y se los llevaron las autoridades. Fue un acto inhumano”, expresó Elín Quintero padre del muchacho.
Un poco más retirado estaban los allegados a Franyer José Mambel Sánchez, de 20, sentados en una de las tumbas, debajo de un árbol. Maikar Torrealba, vecina, comentó que el joven se había graduado como técnico medio en Electrónica y aprendió desde niño la herrería con su papá y sastrería con la madre. “El era un muchacho muy trabajador y hogareño. Cuando no estaba en su casa trabajando con la mamá, lo hacía con su padre, y si no, estaba con la novia. Lo recordó como un muchacho sencillo, humilde, tratable y buena gente.
“Tienen que hacer justicia para que no pase lo mismo con otra familia; hoy fueron ellos, mañana pueden ser otros. No puede seguir pasando esto”, agregó.
En horas de la tarde siguieron dentro del camposanto. Pasadas las 3:00 de la tarde llegó un patólogo y realizó las autopsias. A cada cuerpo le observaron al menos ochos disparos en diferentes zonas.
A las 4:00 de la tarde decenas de familiares montaron la urna donde estaba el cuerpo de Gonder en un camión y los llevaron a una fosa donde los sepultaron. Los allegados colocaron arreglos florales y deshojaron margaritas sobre la tumba. Una foto grande y enmarcada del joven fue puesta encima del sepulcro. Una hora más tarde fueron inhumados los restos de Edson Díaz y Franyer Mambel.
Testigo clave fue amenazada y está desaparecida
En el crimen de los tres jóvenes existe una testigo clave. Se trata de una vecina de la zona, quien tiene su casa frente al lugar donde los sometieron. Es día la mujer indignada por lo que vio se fue a la comisaría Los Cardenales junto con otros vecinos.
Cuando se acercó a los funcionarios presuntamente vio a los tres hombres que se habían llevado a los jóvenes. La vecina les gritó que eran ellos quienes se habían llevado a los tres muchachos y presuntamente los funcionarios la amenazaron. Los vecinos denunciaron que los funcionarios la tuvieron retenida por más de tres horas a objeto de interrogarla y presionándola para que no hablara.
Los habitantes de la zona sostienen que al siguiente día la mujer mandó a desmontar su rancho y se fue del barrio. Desde entonces no volvieron a saber de ella.
“No hemos tenido más noticias de ella, pero sabemos que conoce todos los detalles y podría ayudar a esclarecer el caso con posibles retratos hablados”.
Trascendió que una investigación fue abierta a varios funcionarios de la Policía del estado Lara adscritos a la comisaría Los Cardenales.
Fotos: Emanuele Sorge
