Cuando se visita el terminal de pasajeros de la capital larense, hay que tomar en cuenta que se trata del único punto de transbordo a nivel nacional que funciona las 24 horas del día, 365 días al año. Una vez aclarado esto, es necesario también recordar que las acciones de la población que trabaja en esta infraestructura, los hábitos de los usuarios que transitan por ella y las decisiones del gobierno municipal de Iribarren en torno a los problemas que presenta, tienen todos mucho que ver con el evidente deterioro físico del lugar y, en ocasiones, con algunos aspectos positivos en la actividad de los profesionales del volante que prestan sus servicios desde este punto neurálgico del transporte público nacional.
Recientemente, sin embargo, vuelve a surgir un problema que causó ruido hace cuatro años y que nuevamente, da pie a la polémica y la diferencia de opiniones entre los transportistas afectados y la administración del terminal. Se trata del bote de aguas negras que desde hace un mes viene entorpeciendo las operaciones de varias líneas en el andén “A”. Allí, aseguró Henri Rojas, la última vez que se desbordó la cañería, la semana pasada, el bote duró tres días y su línea, Barquisimeto-Santa Inés, fue la más perjudicada. Él, al igual que otros miembros de empresas de transporte, responsabiliza a la administración del terminal por la falta de solución a este problema.
Rojas afirmó que si esta situación continúa, los transportistas no tendrán otra opción más que cargar pasajeros fuera del terminal, ya que para pasar por el andén “A”, se hace necesario caminar por un gran charco de aguas residuales, cuyo olor era notable al momento de esta cobertura periodística, por lo que los conductores de las unidades estacionadas en este punto arguyen que el interior de sus vehículos resulta contaminado.
También fue posible constatar lo incómodo que es para algunos usuarios y, especialmente para los comerciantes que permanecen todo el día en el andén afectado, en sus establecimientos, algunos de ellos de comida y muy cercanos al brote de aguas residuales. De hecho, se apreciaron personas ingiriendo alimentos sentados en bancos sobre las aguas negras que inundan tanto al pasillo del andén, como a los estacionamientos de varias líneas.
A este respecto, Rojas aseguró que él ha sufrido de diarrea y vómito debido a la presencia de estos residuos líquidos en el lugar, al tiempo que procedió a mostrar los charcos que se forman debajo y a los lados de los vehículos de la línea que él administra, los cuales deben pisar los pasajeros para ingresar a las unidades, insistiendo que “en el terminal nadie le hace frente a esto” y acotando que aparte de él, sólo los comerciantes han expresado reclamos.
Oswaldo Velázquez, conductor de la línea Pedro León Torres que cubre la ruta Barquisimeto-Carora, confirmó la información y agregó que, al parecer, personal de Hidrolara había intentado destapar la cañería con una guaya, pero que eso no había solventado la situación. “A los carros tenemos que ponerles cartones adentro, porque los pasajeros mojan sus zapatos y luego, dentro del vehículo, huele a podrido”, comentó.
La administradora del local contiguo al establecimiento de donde se originan las aguas negras, Yanmar Rodríguez, explicó que las cloacas de ambas tiendas fueron eliminadas, pero cuando los cachimbos en el muro externo del terminal se tapan, el agua se desborda y se filtra a través de la pared posterior del local, por lo que al momento de nuestra visita, salía por debajo de la santamaría, la cual estaba cerrada, encharcando un área importante del mencionado andén. “Por la pared trasera de mi local también se filtra el agua, y lo único que puedo hacer es echarle cloro y encender incienso para tratar de combatir el olor, pero la gente pasa de largo y no me compra”.
El dueño de una lunchería aledaña, Johnny Molina, recordó que parte del origen del problema es que hace cuatro años, la Alcaldía rompió la carrera 24 a la altura del terminal, con la finalidad de cambiar tuberías, pero la de aguas negras no fue sustituida por una de mayor capacidad, razón por la cual la cloaca sigue colapsando con frecuencia. “Un total de 68 establecimientos fueron conectados a esa misma tubería”, señaló.
Por su parte, Mercedes Rojas, usuaria frecuente de la línea Pedro León Torres, compartió que las condiciones del andén le causan molestias, pero en vista que requiere del servicio, no tiene otra opción además del terminal.
También se ven afectadas las líneas 109, San Cristóbal, 12 de Octubre, Bobare y Libres Unidos Urdaneta, las cuales exigen que Hidrolara o la Alcaldía solucionen prontro el problema.
Fotos: Jairo Nieto