Al llegar a la comunidad de Retén Arriba en el sector La Ceiba de Tamaca, lo primero que se nota es que la vía principal no está asfaltada y las únicas infraestructuras deportivas para el esparcimiento de niños y jóvenes lucen en muy mal estado.
Yeribel y Yubizai Rodríguez, hermanas nacidas en esta comunidad, también denuncian problemas con el alumbrado de la calles, pues aunque tienen postes, todos los bombillos están quemados.
“Los alumnos de la escuela más cercana deben subir por la empinada vía principal y venir a esta cancha para hacer deporte, entre 11:30 de la mañana y el mediodía y, como no hay techo, deben soportar el sol, porque en la escuela no tienen dónde practicar”, acota una de las hermanas.
Afirman que hasta los conductores de los camiones cisternas, el único medio para tener agua potable en el sector, se quejan del estado deplorable de las vías.
“Hemos enviado cartas a la Alcaldía de Iribarren con la esperanza de obtener una respuesta favorable para solucionar, por lo menos, los problemas más básicos, pero jamás nos han propuesto un proyecto para mejorar nuestra situación”, indica Yubizai.
“Amalia Sáez no sabe que El Retén existe. Y Henri Falcón vino una vez, hace cinco años, cuando aún era alcalde de Iribarren”, recuerda Yuribel, contando la edad de uno de sus hijos que ahora cuenta con seis años.
Por otra lado, las hermanas confirman que el consejo comunal local es la única instancia que ha intentado remediar algo, pero al igual que en muchos otros vecindarios económicamente deprimidos de la región y el país, no posee un mínimo de recursos para revertir el deterioro continuo del estilo de vida de sus residentes, ya que no recibe apoyo del gobierno.
“Lo único que se ha logrado gracias al esfuerzo del consejo comunal ha sido la construcción de algunas pocas viviendas”, destaca Yuribel.
Asimismo, dicen que los rapiditos que garantizan el transporte a la zona, sólo circulan hasta las 7:00 de la noche, porque si bien no hay muchos casos de delincuencia entre miembros de la comunidad, sí llegan personas de otros sectores a cometerlos, puesto que “no hay ni un solo policía en el barrio”. A todas estas visicitudes, se le suma ue habitantes de otras zonas botan basura y animales muertos en los alrededores.
Fotos: Ángel Zambrano
