Hoy escribo con dolor e indignación.Quiero mucho a la tierra falconiana. Mi abuelo paterno era de la Península, de Santa Ana, y durante algún tiempo, en mi juventud, visité con frecuencia junto con mis padres, esa hermosa y cálida tierra. Los Médanos de Coro, Adícora, El Supí, todo Punto Fijo y muchos otros sitios del querido estado Falcón, viven en el recuerdo de mis años juveniles.Por ese recuerdo que tengo, una de las piezas musicales venezolanas que más me gusta es Sombra en los Médanos, con ella, además, aprendí algo de piano. Por tanto me duele y mucho la tragedia de Amuay. Me duelen los fallecidos y los heridos. Me duelen sus familiares y me duele Punto Fijo y sus alrededores. Toda la vida percibí en familiares y amigos falconianos, el orgullo de la refinería de Amuay. La sentían o la sienten como una de las obras emblemáticas del quehacer de los habitantes de la Península de Paraguaná. Que hoy eso esté ardiendo y a punto de perderse agrava mucho la tragedia de las pérdidas de vida. El generoso y hermoso estado Falcón no merece el drama que ha vivido desde la madrugada del sábado pasado. He rogado a Dios en la misa dominical por el alma de todos los fallecidos y por la pronta recuperación de los heridos.
Pero acompañando este terrible dolor que sentimos, está la indignación. He oído y leído mensajes diciendo que no se politice la tragedia de Amuay. Me he preguntado qué significa no politizar esta tragedia. ¿Callarse? ¿No saber cuántas muertes hubo o disminuirlas? ¿No preguntar por los culpables o irresponsables que permitieron que esto ocurriera? ¿No preguntar, como lo hizo la valiente periodista colombiana, si es verdad que tenían tres días sintiendo un fuerte olor a gases, sin que nadie hiciera nada? No debo ni deseo sacar provecho político del dolor por lo sucedido en Amuay, pero sí es necesario, precisamente para honrar la memoria de quienes allí murieron, porque nos duele su partida y para que eventos similares no se repitan, establecer responsabilidades. Y en ese establecer responsabilidades está en primer lugar el Gobierno Nacional, el Presidente de la República, el ministro de Energía y presidente de Pdvsa y toda su Junta Directiva. Y es que aunque se quiera esconder las responsabilidades, éstas saltan a la vista por mandato de la Ley. No olvidemos el clásico Artículo 1.185 del Código Civil: ”El que con intención, o por negligencia o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo.” Sin duda por lo menos imprudencia o negligencia hubo. Pero además, están las leyes nuevas que regulan la relación de trabajo y las condiciones del medio ambiente de trabajo, que obligan al patrono a responder por los accidentes laborales ocurridos a sus trabajadores. El Gobierno venezolano actual se la da de escrupuloso observador de estas leyes laborales, cuando se trata de exigir las responsabilidades de patronos particulares, y está bien que así sea, pero también debe serlo para responder él sus responsabilidades en ese mismo sentido. Y de eso se trata en el caso de la tragedia de Amuay. Hay acusaciones muy serias y graves contra el Ejecutivo Nacional. El dirigente sindical Ivan Freites ha denunciado que varias veces se hicieron graves advertencias de lo que se veía venir y le dijeron alarmista. “Recuerda, le dijeron, todos los esfuerzos de tiempo y dinero están dedicados a la campaña electoral del Presidente de la República y de los simulacros electorales que se programaron”. Freites también denunció: “Nos tienen vendiendo pollos y otros alimentos y la atención a los equipos de la refinería ha sido mínima e incluso nula”. Eso debe investigarse y si es verdad castigarse. A mí, no me extraña que sea verdad. El Sebin inició una persecución contra Freites y ha tenido que esconderse. ¿Se puede callar frente ante semejantes criminales hechos? ¿Denunciarlos es hacer política o es honrar a los caídos?
El dueño de una emisora de radio particular de Punto Fijo, denunciaba también anoche el allanamiento a su emisora y la persecución del Sebin a su persona y demás empleados de la emisora, por haber publicado en las redes sociales, fotografías de lo realmente ocurrido en le refinería de Amuay.
Cuando el sábado en la mañana me enteré de lo ocurrido en Amuay, mi primera reacción fue rezar por los difuntos y por la recuperación de los heridos, pero también recordé inmediatamente a los niños, ancianos, mujeres y enfermos desalojados violentamente por la Guardia Nacional de las residencias Los Semerucos en 2003 y recordé también los 20.000 empleados de la Industria Petrolera injustamente despedidos. Si a esta gente se le hubieran respetado sus derechos, la tragedia del sábado 27 pasado no hubiera ocurrido y hoy Venezuela tendría una industria petrolera pujante, próspera, estable, segura y produciendo cinco millones de barriles de petróleo diarios. Pero Hugo Chávez y sus seguidores la destruyeron, la acabaron, la volvieron polvo, ceniza y eso no tiene perdón de Dios. La hora está cerca.
#Opinión: La tragedia de Amuay Por: Joel Rodriguez Ramos
-
- Publicidad -
- Publicidad -
Más leido hoy
Cámara de Comercio de Mercosur planea construir un banco para apoyar empresas Latinoamericanas #14Nov
Plan para impulsar el crecimiento económico del Mercosur a través de un banco que apoye financieramente las empresas
- Publicidad -
Debes leer
Fiscal general anunció revisiones a 225 casos de detenidos en el contexto electoral #15Nov
El Fiscal general Tarek William Saab, anunció que se realizarán revisiones a 225 casos de detenidos en el contexto electoral.
- Publicidad -
- Publicidad -