#Opinión: En el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez Por: Wilmer R. Sivira

El breve contexto en que se va a desenvolver y profundizar el proceso de neocolonización, será las condiciones que brinda el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, a pesar de que esta dictadura fue instrumento de los monopolios internacionales, que no sólo se beneficiaron aumentando sus arcas, sino que, se valieron de ella para tener injerencia en el estudio del carácter, las motivaciones, la estructura de clase y los conflictos sociales del hombre venezolano, todo ello con la llegada al país, de grupos de sociólogos financiados por Fundaciones de las propias compañías trasnacionales explotadora y saqueadora de petróleo, una coincidencia sin duda, maquinada.
En esta penetración imperial, no se escapa ninguna institución clave del país, donde incluso, hasta aquellas relacionadas con la defensa de la soberanía nacional; es decir, toda una invasión de carácter político. Todo este estudio sociológico y antropológico, cuyos resultados le permitió al imperio, saber a dónde se volcaría el sentimiento antidictadura y actuar luego como fuerza de equilibrio para evitar más adelante, lo que podría convertirse en una reacción popular contraimperialista e incluso en un movimiento nacional revolucionario; pero: “Los monopolios norteamericanos multiplicaron sus contactos con los grupos más poderosos de la plutocracia criolla, logrando que sus representantes hicieran sentir su influencia en el momento del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez…” (Brito, F. Federico. (1996). Historia Económica y Social de Venezuela. Venezuela Contemporánea ¿País Colonial? Tomo III Universidad Central de Venezuela. Pág. 723).
Queda demostrado entonces, la audacia de los partidos de la derecha, principalmente Acción Democrática, que utilizado de instrumento por parte de la CIA para aglutinar las masas populares y canalizar sus inconformidades con la dictadura.
Por otro lado, quedó manifestado la inmadurez, la poca destreza política de los sectores de izquierda, esencialmente del PCV, quienes tal vez desperdiciaron una oportunidad histórica para concretizar una gran fuerza revolucionaria que diera con el traste con las viejas estructuras dictatoriales en Venezuela (Gómez-Pérez Jiménez) y centrar sus fuerzas contra los monopolios norteamericanos, quienes eran ellos, los causantes de la crisis social. Partidos de izquierda que por cierto ya entrando al siglo XXI, todavía no terminan de unirse y consolidarse en todos los campos de lucha reivindicativas (en las universidades y en otros sectores de la vida nacional se evidencia estos ejemplos).
Esto acarreó como consecuencia, que se estableciera en Venezuela un gobierno reformista, apoyado, financiado y al mismo tiempo vigilado por las empresas estadounidenses a través de sus fundaciones. En el lado de los sectores de izquierda, también se aprecia su desvinculación con los grupos populares: proletariados, clase obrera, e incluso de los pequeños burgueses. Estaban desconectados de sus exigencias, y prerrogativas, lo que no le permitió al menos iniciar un camino de lucha revolucionaria antiimperialista. Más bien, cayeron en la trampa de la constitucionalidad, luego se petrificaron quedando como fantasma del pasado.