Cinco larenses que murieron en la explosión de la refinería Amuay fueron enterrados la tarde de ayer en el Cementerio Metropolitano. A tres de ellos, efectivos militares, les rindieron homenajes militares y les dieron ascensos post mortem.
A las 3:00 de la tarde fueron inhumados los restos de Álvaro Naín Romero Gómez, de 21 años de edad, quien era sargento segundo de la Guardia Nacional y acababa de ser cambiado a la refinería para desarrollar un proyecto urbanístico en la zona.
Unos 100 efectivos militares con uniformes de gala llegaron al lugar y al mando del general de Brigada Octavio Chacón, jefe del Comando Regional Cuatro, le rindieron honores al fallecido. Una Bandera de Venezuela cubría la urna. En medio de la ceremonia Neigla Gómez, madre del joven, recibió de manos de uno de los oficiales las barras militares que simbolizan el ascenso de su hijo Álvaro Naín, a sargento primero.
Los familiares se observaron tristes, se abrazaban unos a otros y se daban consuelo unos con otros. “Te quiero hijo; siempre te amaré”, dijo la madre al joven mientras señalaba el ataúd con la mano derecha y rompía a llorar.
La mamá estuvo junto a la urna hasta media hora después del acto, hasta que se quedó junto a sus familiares más cercanos. “Esta tragedia enluta al país y a toda la Fuerza Armada Nacional, como madre le pido al presidente Hugo Chávez Frías que se abra una investigación exhaustiva, porque queremos saber qué pasó para que ocurriera esta explosión. Yo no señalo a nadie, pero se debe investigar a fondo. Señor Presidente, le pido que busque hasta debajo de la piedras”.
La madre, en medio de su desespero, pidió la unión para el país. “Esta desunión que existe se debe terminar, porque está acabando con la juventud y con el país, debemos unirnos todos por el bien del país”, agregó.
Gómez recordó que había hablado con su hijo un día antes. “Me dijo mami te amo. Le pregunté cuándo venía y me dijo que no me podía responder porque no lo sabía”.
Sentada en una silla blanca ubicada debajo de un toldo, la madre comentó que tres horas antes de la explosión el muchacho colocó en la foto de pin de su teléfono, un mensaje que dice: “Si la muerte se nos presenta, bienvenida sea”. El escrito estaba complementado con una foto de un soldado muerto que era elevado al cielo por un ángel.
La mujer dijo que fue muy buen estudiante, que desde niño soñaba con ser militar y sus dibujos de la infancia siempre fueron aviones F-16, soldados y armas castrenses.
También dijo que su hijo estudió música por 10 años, ejecutaba el violonchelo y fue a una gira por todos los municipios del estado junto con el maestro Gustavo Dudamel.
Estudió en la Escuela de la Guardia Nacional en Ramo Verde, en Los Teques, estado Miranda y se graduó en la promoción 92 Guardia del Pueblo. El día de la tragedia estaba cumpliendo 17 días de haber sido trasladado desde Calabozo, en el estado Guárico, a la refinería.
A la misma hora fue sepultado el sargento segundo (GNB) Deyluis Acosta, de 23 años. También le rindieron homenaje y fue ascendido a sargento primero.
Luis Acosta, hermano del fallecido dijo que el joven se graduó en el año 2010, en la promoción 90 Bicentenario, 19 de abril de 1811 en el Liceo Militar de Barinitas, en el estado Barinas, luego de prestar el servicio militar.
Llevaba un año y seis meses destacado en la refinería Amuay. Su hermano y sus padres se mostraron consternados por la muerte.
Enterrados un oficial y dos civiles
Durante la tarde de ayer también fueron enterrados los restos de un militar y dos de sus familiares en el Cementerio Metropolitano del Este.
Se trata del capitán Kelvin David Medina, su hijo Kevin David Medina, de 10 años, y Carlos Luis Rodríguez, primo del oficial. La ceremonia se hizo bajo las precipitaciones que cayeron durante la tarde de ayer en todo el estado Lara.
Los ataúdes fueron llevados al camposanto en un coche fúnebre. Decenas de militares en motos escoltaron la caravana. Algunas vías del este barquisimetano, como la avenida Lara y la intercomunal Barquisimeto- Cabudare, fueron cerradas algunos minutos por efectivos castrense para que avanzara la caravana fúnebre.
Fotos: Ángel Zambrano