Muchas son las personas, no sólo de avanzada edad sino también jóvenes, que recuerdan cuando los fines de semana iban hasta el parque Guayamure, en las afueras de Río Claro, con el propósito de disfrutar de los encantos naturales e instalaciones que el mismo ofrecía.
Cuando acuden hoy al antiguo sitio de recreación no pueden dejar de sorprenderse negativamente ante el avanzado estado de deterioro en el cual se encuentra a causa de la desidia oficial, concretamente de la Alcaldía de Iribarren, organismo al cual corresponde su mantenimiento.
El único atractivo del cual se puede disfrutar hoy en día es el natural. La caída de aguas cristalinas procedente de la montaña, no resulta ajena a algunos desperdicios que desadaptados dejan en horas nocturnas cuando acuden a ingerir licor, aprovechando la nula vigilancia policial o de la GN.
Los kioscos destinados a reuniones familiares están en peligro de desplomarse por la gran cantidad de hojas y otros restos vegetales que cubren sus techos por no haber sido retirados desde hace mucho tiempo.
“Este es un parque de la alcaldía que ese organismo tiene abandonado por completo, esperando quizás que se acabe de destruir para que no siga siendo una carga”, dijo una mujer quien pasaba frente al parque en busca de otro lugar más agradable.
Se recuerda que el año pasado la Autoridad Única de la parroquia Juares, Ana María Freites, encabezó un operativo de limpieza del bosque con miras a la temporada vacacional, pero nunca más fue atendido y las consecuencias se pueden constatar a simple vista pues lo que imperan son señales de abandono total.
Además de los kioscos también se encuentran a la intemperie y en avanzado proceso de destrucción otras instalaciones como los baños, el local del cafetín y las instalaciones destinadas a los niños.
También se encuentra prácticamente intransitable la única vía que le comunica con la capital parroquial, algunas veces al punto de ser suspendido todo tránsito automotor por hundimientos de la calzada o derrumbes de los cerros inmediatos.
Vecinos de Río Claro coinciden en exigir de la Alcaldía de Iribarren la recuperación de ese pulmón vegetal y luego, lograr de la policía de Lara o la Guardia Nacional el establecimiento de patrullajes con el fin de brindar seguridad a quienes acudan a disfrutar de ese espacio prodigio de la naturaleza.
Algunos han planteado la posibilidad de que la Guardia Nacional instale en el sitio un puesto forestal que, además de proteger el parque y la naciente agua existente montaña arriba, le permita ejercer un mayor control de toda la zona donde últimamente se han denunciado desastres ecológicos de gran magnitud.
Se espera de Parques y Jardines de la alcaldía alguna acción para recuperar tan hermoso bosque.
Fotos: Elías Rodríguez
