Una amiga colocó en su celular una foto de dos japoneses frente a frente haciéndose una reverencia. La leyenda dice “En Japón los únicos ciudadanos que no están obligados a inclinarse en reverencia ante el Emperador son los EDUCADORES. La razón es que los japoneses sostienen que sin EDUCADORES no puede haber emperadores”.
No sé si será verdad, pero en todo caso, debería serla. Yo lo parafrasearía incluyendo la palabra “buenos”: “En Japón los únicos ciudadanos que no están obligados a inclinarse en reverencia ante el Emperador son los BUENOS EDUCADORES. La razón es que los japoneses sostienen que sin BUENOS EDUCADORES no puede haber BUENOS emperadores”.
Voy más allá: los buenos emperadores deberían inclinarse ante los BUENOS EDUCADORES, porque como decía un presidente de Harvard, Derek Bok, “la influencia de un maestro dura por la eternidad”.
Claro, eso puede pasar en Japón, porque la diferencia es que allá hay muy buenos educadores y aquí la docencia va palo abajo. Los buenos educadores son la excepción y no la regla, y al régimen le conviene que siga en picada, porque mientras más ignorante sea el pueblo, más fácil resulta llevarlo nariceado para donde ellos quieren. Que nadie pregunte, que nadie cuestione, que nadie critique. La propaganda hace el resto: en el mejor estilo goebbeliano le hacen creer a la gente que la educación es la prioridad. Inventan programas con nombres rimbombantes y nada de contenido que vienen avalados por diplomas por los “estudios” cursados. Igualitos al diploma que el Mago de Oz le entregó al Espantapájaros. No hay cifras oficiales desde hace años, pero el locutor mayor se las saca del mismo bolsillo a donde manda a sus adversarios a meter sus ideas.
Yo jamás votaría por alguien cuyo fin sea perpetuar la mediocridad y aprovecharse de la ignorancia y la bajísima autoestima del pueblo. Es una maniobra perversa. Es anular las potencialidades, la creatividad y los talentos de todo un pueblo. Eso ha hecho Hugo Chávez.
No quiero ver a los niños de mi patria repitiendo consignas como los pioneritos cubanos. Tampoco quiero que se gradúen de bachilleres sin haber cursado Física, o Química, o Castellano, porque como en sus liceos no había profesores, les promedian las notas de las otras asignaturas y les colocan esa nota como si las hubieran cursado. Mucho menos deseo que les llenen la cabeza y el alma de interpretaciones torcidas de la historia ni que los obliguen a seguir un solo pensamiento o aún peor, que los induzcan a creer que existen personas “únicas y ungidas”, porque nadie es indispensable…
La educación es una de las muchas razones que me hace restearme con la candidatura de Henrique Capriles Radonski. Él está clarísimo de que la educación es el mejor vehículo de ascenso social porque viene de una familia que trabajó para tener educación y para que sus descendientes la tuvieran. Por eso la valora. Por eso se ha asesorado con los mejores (es un lujo para cualquier país del mundo tener a Juan Maragall como Secretario de Educación). Por eso la ha puesto como prioridad. En Miranda ya hemos visto cómo con un presupuesto reducido a su mínima expresión se han construido, reparado y dotado escuelas, y más importante aún, cómo se ha comenzado a devolverle la majestad al magisterio.
Aquí no necesitamos un payaso de piñata dando discursitos cada vez que entrega diplomas. Tampoco a sus aplaudidores de oficio. Es una burla para toda la Nación. Necesitamos formar maestros que inspiren, que impulsen, que enseñen, que siembren ideas de libertad, inconformidad y sed de conocimientos en el alma de sus estudiantes. Necesitamos maestros que ganen sueldos que les permitan vivir sin angustias, sin tener que correr de una escuela a otra, de un liceo matutino a uno vespertino y a uno nocturno. Que la carrera de Educación sea nuevamente atractiva, no un castigo para quienes no alcanzaron la nota que se exige para estudiar carreras de moda o consideradas lucrativas.
Necesitamos educadores que les demuestren a sus educandos que sin lugar a dudas, hay un camino.
@cjaimesb