#opinión: Por la Puerta del sol El Verdadero Poder de un Líder por: Amanda N. de Victoria

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“En un país bien gobernado inspira vergüenza la pobreza, en uno mal gobernado inspira vergüenza la riqueza” (Confucio)
Siempre hemos escuchado que nada es nuevo en el mundo, que ya todo se ha dicho. A veces cuando los momentos son difíciles no tenemos más remedio que decirlo, repetir y repetir una y otra vez incluso lo mismo, de distinta manera. Aunque todas las cosas hayan sido dichas, nadie escucha y pronto olvida. Si recordar es vivir, también se recuerda para no volver a caer en los mismos errores. Para entender y poder asimilar las cosas que ocurren en el país y que no solucionan quienes deben hacerlo, empieza uno a especular, a echar números, despejar incógnitas, acude a las leyes de la Lógica para poder comprender de alguna manera entre otras, el por qué en los momentos que vive el país hay tanta indiferencia, tanta desidia, incapacidad e irresponsabilidad de quienes mandan. De los desastres surge la necesidad del cambio. No hay mal que dure cien años, ni país que lo aguante. En la historia, cuyos procesos irrefutables se desenvuelven siempre de acuerdo a la ley del péndulo, todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene, está sometido inexorablemente a la oscilación y vaivén del tiempo. En esta ley hay el punto llamado neutro o de equilibrio. Es el punto en donde se produce el cambio de la oscilación del péndulo. Esto lo lleva a uno a entender por qué nada permanece para siempre.
Basta echar un vistazo al manejo de la economía de un país, a su industria, servicios hospitalarios, espacios de entretenimiento, servicios públicos, su sistema educativo, hospitalario, a sus calles, carreteras, autopistas y a la visible pobreza en que vive gran parte de la población; para darse cuenta dónde fue forjado el corazón y la inteligencia de quienes llevan las riendas de un país destruido, sumergido en el abandono, y evidente desidia, falta de amor, de capacidad y de buena voluntad de parte de quienes dirigen su destino.
En lugar de creer que brilla como una estrella poderosa el verdadero líder se interesa en lograr el bienestar de todos sin exclusión, no se empeña en crear un rebaño de bobos para elevarse y convertirse en amo y señor de sus vidas, tampoco es aquel que se muestra como un héroe o como un dios, que no busca someter sino abrir caminos a la libertad de cada uno, no es el que irrespeta la autonomía de otros, ni trasgrede sus propiedades; líder es aquel que razona, es comprensivo, humilde, de buenos sentimientos y voluntad siempre en acción. El hombre que busca su gloria personal antes que el bien de los otros es un demagogo carente de virtudes. Verdadero líder es aquel que prefiere ser un servidor, que ser servido.
Si un jefe no sabe de planificación ni tiene idea de lo que que es llevar las riendas de una organización o de una nación, la falta de planificación producirá descontrol y mucho desorden, debido a las improvisaciones y errada manera de dirigir los destinos de una organización. Hay dirigentes que alientan la producción de ideas y se acompañan de las mejores y más capacitadas mentes para beneficio de todos, otros por el contrario inhiben la creatividad, excluyen y desprecian a los más preparados.
El mundo necesita líderes que posean cultura, grandes ideas, poder de raciocinio, voluntad, respeto hacia los demás, tolerancia y moral a toda prueba; que basen su liderazgo en la ética y tengan la capacidad de llevar la nación de la miseria a la bonanza, del oscurantismo a la cultura, de la escasez a la abundancia, de la violencia a la paz, del miedo a la seguridad, del desempleo al trabajo. El hombre apto para ser líder difiere de forma específica y fundamental del tipo mediocre que en política estamos acostumbrados a ver. El jefe que fácilmente es presa de la intolerancia y elevación de su ego, jamás podrá dar a sus seguidores el sentimiento de seguridad y confianza que motiva. Hombre que no fundamenta su liderazgo en las virtudes va en contra de la condición humana y de él mismo. Quien marcha por el camino de la intolerancia termina quemándose en su propia hoguera. Líder es aquel que ama la justicia, que es prudente y mesurado, que mantiene su ánimo sereno y equilibrado en su justa medida.
“La actitud de un líder no su capacidad, es la que determina su altitud” (Peter Drucker)

Amanda N. de Victoria
[email protected]

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