El Centro de Educación Bolivariana Las Brisas de San Vicente, es un espacio donde debe reinar la armonía y la formación.
Los docentes hacen todo lo posible para cumplir esta meta que ya es un mandamiento personal. Sin embargo, la situación física y el deterioro de este plantel hablan por sí solos y describen una problemática que se repite en otras instituciones educativas de nuestra región.
Faltan baños en la sección de Educación Inicial, los cuales son indispensables. Y en Educación Primaria, los varones carecen de urinarios. Además hay un colapso en las cloacas y las tuberías. Un aspecto tan importante y de salud pública se encuentra en un estado deplorable.
En cuanto a la cantina donde venden algunos alimentos tampoco se encuentra en el estado más adecuado.
“Desde la platabanda hay filtraciones y cuando llueve es más el agua que cae dentro de las aulas que afuera. Es todo un caos de verdad. El techo ya colapsó”, explica el profesor Josvin Rodríguez.
Por ende los pisos se encuentran agrietados en pésimas condiciones tanto para niños como para adultos.
Las paredes producto de las filtraciones también se encuentran con aberturas y quiebres, el agua no aguanta la pintura que trata de tapar la imperfección del lugar para hacer más grata la estadía de quienes estudian allí.
Los ventiladores tienen años que dejaron de funcionar, el calor es terrible y los docentes explican que sólo con autogestión pueden recuperarlos, de la misma forma lo harán con los pisos, ya que al parecer están olvidados por quienes deben velar por la institución.
Lo que era el parque quedó en el olvido, ya ese no es un espacio para la recreación y la diversión, todo lo contrario ha pasado a ser motivo de preocupación para quienes laboran allí.
“El techo en la cancha es necesario, no es un capricho de no-sotros. Mientras que en la cocina por ejemplo, tenemos graves problemas con este espacio. Prácticamente no tenemos. El Programa de Alimentación Educativo (PAE) hay que ir a buscarlo y como el refrigerador no funciona en un 100%, no podemos guardar los alimentos allí. No es recomendable guardar la comida por más de una semana. Aquí trabajan seis personas”, manifestó Rodríguez.
El comedor es amplio, pero no cuentan con los equipos en buen estado, lo que hecha por tierra el trabajo que allí se pueda querer hacer.
“Pero además de toda esta problemática que no podemos solucionar nosotros mismos, tenemos una preocupación mayor y es que hay una situación de delincuencia. Tenemos un espacio que está cerca de la quebrada donde ha habido incluso secuestros y esto realmente nos preocupa”, dijo angustiado el docente.
Fotos: Ricardo Marapacuto
