El paso que lleva Capriles puso a Chávez a mirar para atrás. Los estudios de opinión registran que las distancias entre ambos se acortan. Los indecisos (30%) se inclinan en un 55% a favor de Capriles; y Chávez, autocritica su gobierno, culpando a sus gobernadores, a los fines de mantener la esperanza en sus partidarios de que se van a corregir los errores. La contienda nos hace ver que la democracia, a pesar de haber sido herida, aún vive y mientras más avance la campaña, más esperanza tiene de vida. Lo único adverso es la impaciencia.
Muchos piensan que Capriles debería acelerar más su paso de campaña. Tal vez tengan razón, porque el tiempo es corto y el adversario no es cojo. Hasta el momento se le ve caminar muy bien y ojalá pueda llegar hasta el final, pero la experiencia electoral en Venezuela y en el resto del mundo donde existe democracia, es que la propia dinámica de campaña le permite acelerarse cuando comienza a observar la emotividad de un pueblo que cada vez se emociona más y sus gritos son los que hacen mirar a Chávez para atrás. Ahora, es necesario entender que Capriles y Chávez se están midiendo los pasos y se están jugando a Rosalinda.
El ritmo de los pocos pasos que Chávez ha podido dar, no es realmente el que él desearía tener, en vista de que su enfermedad lo condiciona, pero utiliza su discurso para defenderse y apeló al “manual revolucionario” que exige la autocrítica para oxigenar “la revolución”, para oxigenar su gobierno. Pareciera que no lo está haciendo en el mejor momento. Posiblemente muchos de sus partidarios se sentirán regocijados, pero otros se sienten apenados y se siembra en ellos la apatía por un gobierno, para el cual tal vez quisieron hacer de su gestión lo mejor posible, como podría ser el caso del Gobernador de Anzoátegui y de otros estados donde sus gobernadores son los que le comandan su campaña, pero sus entidades están igualmente abandonadas como Anzoátegui, porque el gobierno central presidido por el propio Chávez, se ocupó de otras cosas y no de atender las necesidades de sus pueblos.
Por su parte, la oposición regionalizó la campaña electoral. Desplegó a sus mejores hombres y mujeres dentro de los mismos estados. Cada estado se identifica con Capriles, pero al mismo tiempo está identificando y fortaleciendo su liderazgo regional. Se están abordando los problemas del estado, los problemas que ha causado el gobierno central y es allí donde Chávez está intentando “lavarse las manos” como Poncio Pilato. Aún cuando la estrategia de Chávez le permite buscar salvarse él, los candidatos que ha asomado para las gobernaciones de estado no le garantizan el liderazgo regional ni para sustituir a los suyos que los ve muy mal, ni para enfrentar a sus opositores. Por lo tanto, su campaña concluye con él o nadie más. En cambio, los liderazgos regionales de la oposición, a la larga sumarán y acompañarán en cayapa al liderazgo nacional que perfila Capriles.
Las estrategias, tanto de Capriles como de Chávez, continuarán. “El casa por casa” de Capriles se mantendrá hasta el último día de las elecciones, según lo ha dicho el propio candidato. La actividad le ha producido dividendos electorales. Por su parte, Chávez seguirá utilizando su agenda de gobierno que le permitirá seguir haciendo uso de las cadenas de los medios audiovisuales. Ahora, la campaña está tan buena que Chávez tuvo que abandonar el reposo médico. El flaco le sale por todos lados.
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#opinión: La Campaña va muy Buena por: Lenin Valero
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