Las familias que en el barrio El Jarillal, en Sanare, llevan cerca de un año esperando las casas que sustituirán a las que la Misión Ribas les tumbó en noviembre siguen deambulando de un lado a otro o viviendo “arrimadas” con parientes o amistades.
A raíz de la denuncia publicada el viernes pasado en EL IMPULSO, los afectados se alegraron el fin de semana cuando se presentaron funcionarios de esa Misión y les ofrecieron reiniciar la construcción de las viviendas que fueron destruidas.
“Ellos vinieron y nos dijeron que esta semana mandarían a la gente que se encargaría de los trabajos, pero hasta hoy (jueves), nadie ha llegado”, declaró María Ubaldina Rivero, dirigente comunal y una de las afectadas.
Según dijo, no les dieron explicación sobre las razones por las cuales la construcción de las casas destruidas se encuentra paralizada.
“Vamos a esperar unos días, porque nosotros estamos cansados de andar del timbo al tambo, ´arrimados` en casas ajenas, algunos pagando alquileres sin tener de donde sacar dinero”, indicó.
Como se informó, además de Ubaldina están sufriendo por ese problema Juanita Flores, Ángela Pérez, Libia Pérez, Aura del Carmen Escalona y Aquiles de Jesús Díaz.
Pero en la lista de familias que serían beneficiadas con casas de la Misión Ribas están otras que, afortunadamente, no creyeron la promesa de que las nuevas viviendas estarían listas para la Navidad del año pasado y no tumbaron los ranchos en los cuales siguen residiendo. Pero, de acuerdo a informaciones extraoficiales, el problema de las promesas incumplidas por las casas no sólo se está presentando en El Jarillal pues lo mismo estaría ocurriendo en El Seminario, otra barriada al noreste de Sanare.
Llama la atención que ni siquiera por estar en marcha una campaña electoral ni el alcalde ni los concejales, salvo Soledad Liscano, se han preocupado por la suerte de esas familias que requieren con urgencia les sean sustituidos los ranchos donde viven por casas dignas donde estar con mayor comodidad, y sobre todo salubridad.
“Por aquí no viene el alcalde ni los concejales a ver cómo estamos. Es como si no les importáramos”, manifestó Joaquina Linares, una anciana quien prefirió no le hicieran fotos por temor a represalias como quitarle la pensión de vejez que está recibiendo.
Fotos: Elías Rodríguez