Ventana abierta
Para recordar: “Respondió Jesús: … Nuestro amigo Lázaro duerme…” (Juan 11:9 y 11).
Las vacaciones, es un término que generalmente se usa en plural. Representa el cese temporal de las actividades laborales o estudiantiles. Por lo tanto, no es aplicable al hampa, porque eso no es ningún trabajo. Claro está, hasta se dice que el diablo va estar de “vacaciones” y según el libro de Apocalipsis, capítulo 20, menciona que un ángel vino a la tierra y en forma simbólica “ató por mil años (con una cadena) a Satanás”; después de la Segunda Venida de Cristo y no iba a poder engañar a ninguna nación, hasta cumplido los mil años.
Añoramos (proponemos) que existiera un día de tregua. Así como sucede en algunos países en guerra; que hubiese un día de cese al fuego, de ambos bandos, donde en Venezuela no muera, por causa de la violencia o el hampa, una sola persona más, aunque sea por un día; extensivo a otras partes del mundo.
Este artículo, es una respuesta por el taxista asesinado número 25, en lo que va de año, en el estado Lara. La noticia redactada por el periodista Efraín Jaimes, nos cayó muy mal, porque dicho ciudadano, el señor Alexis Rafael Izarra era nuestro amigo; hombre trabajador y como muchas personas encontró un medio de subsistencia tras el volante. Allí mismo encontró la muerte, tristemente en manos de unos tres delincuentes, el día 14 de agosto de este año. (EL IMPULSO, 14/08/12, p.B8).
Esto, no solo conmocionó a su vecindario, o a nuestra familia, sino también a su esposa, la señora Aidee Castellanos, sus familiares y amigos más cercanos. A pesar, de tantos escritos que hemos leído sobre el hampa, nos quedamos sin palabras, impotentes, apesadumbrados, y sólo decimos: ¡Hasta cuándo!
Sabemos, que estos son fines de mundo y tal vez, somos expertos en las palabras proféticas que pronunció Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, anunciando su Segundo Advenimiento, recogidas por varios de los evangelios bíblicos, entre otros: Mateo (cap.24 y 25), Marcos (cap.13) y Lucas (cap.21).
Cuando decimos ¡Hasta cuando! No lo hacemos porque confiáramos que alguna persona va a cambiar el resultado de la profecía, pero mientras viene Cristo: ¡Alguien tiene que decir algo! ¡Alguien tiene que hacer algo! (como se ha hecho y se hará). Por lo menos, predicarle a los buenos y, también a los muy malvados, anunciarles que hay un Dios en los cielos que cobrará a cada uno de nosotros hasta los malos pensamientos, pero antes desea que todos procedamos al arrepentimiento.
No obstante, el ¡ya basta! Es una expresión de impotencia y llamamos a los gobernantes para que dejen de perder adeptos, no sólo por los que mueren en manos de criminales, porque no pueden elegir a un solo gobernante más; ya que bajan al sepulcro y no saben más nada, pero si por los que quedamos (ver Eclesiastés 9:5,6).
En ese capítulo 11 de Juan, está el incidente cuando Jesús sintió dolor por la muerte de su amigo Lázaro, como cuando murió el señor Alexis Rafael. Pero Jesús, conocía el estado de inconsciencia que genera la muerte y dijo con autoridad “nuestro amigo Lázaro duerme, mas voy a despertarle del sueño”. Tal vez por ello, nos duele la separación de un familiar o un amigo, pero su resurrección está en manos solamente de Jesús, quien, como dijimos y hasta lo reza el credo Católico: “Vendrá a juzgar a vivos y muertos”.
De pronto, la tristeza y dolor pasan, pero es mas difícil que olviden: 1) La familia y amigos cercanos. 2) La población de las Tinajitas, entre ellos, numerosos niños que vieron con nostalgia el cuerpo inerte del señor Alexis (nos basamos en la gráfica de Simón Orellana, del diario mencionado) 3) Los asesinos que no podrán olvidar lo que hicieron 4) Las autoridades que recogieron el cuerpo y lamentamos decir: que parecieran haberse insensibilizado, de tantos casos que les toca atender. 5) Los “colegas” taxistas que se hacen solidarios y que dirán”: ¡Cuándo me tocará a mí! 6) Los sepultureros, en fin, todo el escucha noticias como estás.
Sirva lo anterior, como un llamado general y repetimos la convocatoria, a todas las autoridades, quienes dieran la impresión de hacerse “la vista gorda” y aunque digan estar trabajando en casos como éste, aparentemente todo se queda “engavetado”.