En un rancho de zinc vive Winny Texeira, en la invasión que se identifica como Luz de Dios, a pocos metros de la pista de aterrizaje. Con su hijo en brazos, recuerda todas las dificultades que ha superado, para medianamente lograr una estabilidad familiar.
“No queremos irnos de aquí; la alcaldesa nunca se ha interesado por conocer qué pensamos o sugerimos para vivir mejor. Trasladarnos a un lugar, desconocido para nosotros, es condenarnos a la infelicidad: aquí está nuestro futuro”.
Cuatro comunidades del cono de seguridad del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara, en situación de riesgo, se niegan a la reubicación que ofrece la Alcaldía de Iribarren. Con el caso de Chirgua, donde reubicarían a 58 hogares del oeste, un nutrido grupo de vecinos se pronuncia en contra del ofrecimiento municipal. Están decididos a permanecer en sus domicilios.
“De aquí no nos vamos, porque tenemos todos los servicios públicos, instalados gracias al esfuerzo de cada uno de los vecinos: compramos medidores para los postes de electricidad, conectamos las tuberías de aguas blancas, entre otras mejoras, hechas por las propias comunidades”, sostuvo la señora Neida León, vocera del sector Fidel Castro.
Luz de Dios, Monte de Sión y Dios con nosotros, serían los otros tres sectores, negados a que los reubiquen. En total, más de mil familias están en desacuerdo con la propuesta de la alcaldesa Amalia Sáez, de reubicarlos poco a poco, para evitar daños a la salud. Y es que la cercanía del terminal aéreo podría traer complicaciones a las condiciones físicas de las personas.
“Es mentira que el aeropuerto nos hace daño; la Organización Mundial de la Salud (OMS) es clara cuando señala que no hay una evidencia sustancial de los posibles daños que ocasionan los radares del terminal aéreo. Por esa razón, no aceptaremos ninguna reubicación”, dijo la vocera de la comunidad Monte de Sión, Lismary Colombo.
Advirtió que en ninguno de los sectores donde construyen urbanismos los aceptan y, “es comprensible; ellos tienen prioridad”. Quieren evitar enfrentamientos entre comunidades y tampoco quieren separarse del ámbito que los vio crecer.
Pérdida de tiempo y económica
Por su parte, Carolina Carrasco, en nombre del sector Dios con nosotros, habló de los gastos elevados en la construcción de inmuebles: “Hay familias que hicieron sus casas de platabandas; hemos invertido mucho dinero en levantar nuestros propios urbanismos, sin el apoyo de nadie, sólo con ingresos propios y no estamos dispuestos a perder lo poquito que tenemos”.
El cono de seguridad se les escapó de las manos a las autoridades, dijo la dirigente vecinal, hace más de tres años que viven en los alrededores del aeropuerto y “es ahora cuando se interesan por nosotros”.
A su opinión, se sumó la vocera Mercedes Escalona, de Luz de Dios, quien lamentó la falta de disposición del gobierno municipal en elaborar un estudio topográfico y socio-económico de las personas que habitan en este lado de la parroquia Juan de Villegas.
Piden que sus viviendas sean construidas en el mismo sitio donde se ubican los ranchos, la única alternativa habitacional, con la que cuentan hasta ahora.
Convocados a CORPOLARA
Lismary Colombo, de la comunidad Monte de Sión, informó que este lunes estuvieron desde las 8.00 de la mañana y, hasta las 2.00 de la tarde, en la sede de Corpolara, en su lucha por conseguir la atención y respaldo del presidente de la corporación, Luis Reyes Reyes.
Les dieron cita para hoy y, de acuerdo a la dirigente vecinal, plantearán varios puntos, a fin de que el ex gobernador actúe como mediador ante los organismos municipales y/o nacionales:
*Solicitar a, ciencia cierta, la poligonal urbana del aeropuerto
*Que Catastro determine cuáles son las extensiones de tierra que pertenecen al terminal aéreo.
*Ahondar en los estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para descartar cualquier daño a la salud.
*Establecer una mesa de trabajo donde participen las comunidades, el Instituto Nacional de Vivienda, Alcaldía de Iribarren, Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescentes, el Instituto Nacional de Aeronáutica, Instituto Nacional de Parques, Defensoría del Pueblo, entre otros organismos, a fin de decidir lo mejor para todos.
Fotos: Elías Rodríguez