El régimen sirio mencionó este martes por primera vez la posibilidad de negociar una renuncia del presidente Bashar al Asad para poner fin al conflicto con la rebelión, que sigue batallando en Alepo, la segunda ciudad del país.
«Hacer de la renuncia una condición para mantener un diálogo significa que nunca se podrá tener tal diálogo. Pero en las negociaciones puede hablarse de cualquier problema. Estamos dispuestos a hablar incluso de ese punto», dijo el vice primer ministro sirio, Qadri Jamil, tras reunirse en Moscú con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
Las potencias occidentales y el mundo árabe han dicho en reiteradas ocasiones que Asad debe partir para propiciar el fin del conflicto. Hasta ahora, el gobierno de Damasco no había mencionado nunca esa opción.
Sobre el terreno, la batalla continuaba este martes en Alepo, la gran ciudad del norte de Siria. Una fuente de los servicios de seguridad afirmó ala AFPque hacia allá se dirigen «refuerzos de ambos lados», y habló de una «guerra que va a durar mucho tiempo».
«Controlamos en la actualidad más del 60% de la ciudad de Alepo. Cada día controlamos más barrios», afirmó el martes ala AFPel coronel Abdel Jabbar al Oqaidi, jefe del consejo militar rebelde de la provincia de Alepo.
Cerca de Damasco, las fuerzas del gobierno lanzaron un asalto mortífero contra Maadamiyat al Sham, donde se hallaron «decenas de cadáveres» no identificados en un subterráneo, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Este martes, la violencia se cobró en todo el país unos 60 muertos, entre ellos 37 civiles, 13 soldados y 8 rebeldes, según esta ONG con sede en el Reino Unido.
Los combates se acompañan de una de las peores crisis humanitarias del mundo, con 2,5 millones de personas necesitadas de ayuda, según una estimación comunicada este martes por funcionarios estadounidenses.
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