El crecimiento económico de cinco puntos anunciado por el Gobierno nacional no es sostenible en el tiempo, ni proviene de la reactivación del Producto Interno Bruto (PIB).
El economista y profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), Aníbal Peña Javitt, señaló que el crecimiento de la economía en el país es real pero no sustentable. “Lo primero que tenemos que observar es en qué condiciones se encuentra el PIB. La producción de bienes y servicios en el sector comercio, comunicaciones, manufactura, financiera, entre otros, determina el crecimiento o la caída del PIB, al tiempo que permite la exportación para el mayor ingreso de divisas y el incremento de las reservas internacionales”.
Explicó Javitt que el poder central ha promovido el gasto público de consumo y no de inversión. “Por lógica, cuando la gente recibe más dinero, aumenta el poder adquisitivo y el sector comercio resulta más beneficiado. Sin embargo, este sector no genera bienes para exportar por lo tanto no contribuye al crecimiento del PIB”.
La producción de alimentos, dijo Peña Javitt, tiene tres trimestres decayendo, situación que obliga al Estado a importar productos para abastecer la demanda nacional. “Es completamente falso que el 70% de los alimentos que se consumen en el país provienen de la producción nacional. Todo es importado”
El economista señala que el actual crecimiento económico no es sostenible, pues si disminuyen los precios del petróleo el gasto público no logrará mantenerse.
Vale recordar que de cada 100 dólares de exportación, 95 provienen del petróleo. Venezuela ha tenido por años una alta dependencia a la renta petrolera, situación que deja al país en desventaja cuando los precios comienzan a variar.
La cesta venezolana de crudo tuvo una tendencia a la baja en los últimos cinco meses. Sin embargo, ha logrado recuperarse.
En reiteradas ocasiones, voceros empresariales exigieron al Gobierno nacional la implementación de políticas que reactivaran la producción nacional y permitieran la creación de fuentes adicionales de ingresos no petroleros.
Las cargas económicas del Estado, aunado a un excesivo gasto público y proceso inflacionario, incrementa el riesgo país de la Nación.
En este contexto, aunque hay más dinero en la calle por el aumento del 30% sobre el salario mínimo, el encarecimiento de los productos vuelve insuficiente el ingreso familiar.
De acuerdo con el Centro Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas- FVM), la canasta alimentaria durante el mes de junio superó los 3 mil 800 bolívares, es decir, casi dos salarios mínimos. La inflación es una realidad que las autoridades oficiales no han podido controlar, pese a la implementación de la Ley de Costos y Precios Justos y la regulación en la mayoría de los rubros considerados esenciales en la dieta venezolana.
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