El buen estado del asfalto se perdió, así como la confianza de los vecinos en los organismos responsables de repararlo. En la calle 24, con avenida Venezuela, la vialidad muestra señales de abandono.
Los vecinos se preocupan del progresivo deterioro, de los daños frecuentes en sus vehículos y de la mala apariencia que presenta este lado del centro barquisimetano. La desidia se ve por doquier. Los huecos se multiplican.
Con las lluvias recientes, la capa asfáltica se removió en algunos tramos y, por ende, crecieron los cráteres que tanta molestia genera a los conurbanos y visitantes. El tren delantero de los carros, es el que más sufre.
Así como sufre el bolsillo de los conurbano, quienes destinan parte de sus ingresos, en las reparaciones mecánicas de los automotores. Vale la pena, solicitar la atención de la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) a objeto de que rehabiliten la vía.
Insalubridad presente
Asimismo, los vecinos se quejan del colapso de aguas negras, presente desde hace un año aproximadamente, tal como lo explicó el señor Alexis Orellana, uno de los vecinos afectados. Líquidos putrefactos, se desbordan frente a sus casas y, en algunas residencias, ni siquiera pueden utilizar los sanitarios. Se trata de una desagradable realidad que perjudica a unas quince viviendas, además de establecimientos comerciales cercanos. “Las cloacas tienen mucho tiempo colapsadas; Hidrolara tiene conocimiento de la situación pero no manda las cuadrillas para repararlas”, sostuvo. Mientras tanto, respiran fetidez las 24 horas del día, desde hace un largo tiempo. Falta de apetito, náuseas, dolor de cabeza, entre otros malestares, agobian a los residentes.
En varias ocasiones, los vecinos han levantado las alcantarillas, impidiendo el paso hacia la calle 24, desde la avenida Venezuela, en señal de protesta a la hidrológica, sólo que no ha servido de nada, al menos, por los momentos.
Algunas personas de la tercera edad, que tenía por domicilio ésta dirección, debieron mudarse a casa de familiares o, de lo contrario, sufrirían serios daños en la salud.
Aunque desconfían de Hidrolara, están a la espera de la reparación de la red de tuberías.
Foto: Jairo Nieto
