#Opinión: Insulto Vs. compromiso Por: Ramón Guillermo Aveledo

A pesar de su insistencia, cada vez con menos convicción también es cierto, en que tiene una ventaja descomunal en las encuestas, el actual presidente y aspirante a seguir, dedica sus apariciones a insultar a Henrique Capriles Radonski, echando mano a denuestos nuevos y reciclados. A la conocida ración de sobrenombres, agrega descalificaciones, postura despectiva que muestra un rasgo soberbio de personalidad e, inclusive alusiones a la familia que desconsideración aparte, reflejan impresentables prejuicios.
En San Cristóbal, arremetió otra vez el comandante-candidato contra Capriles, a quien dice considerar “la nada”. Claro que habla demasiado de él como para que uno le crea que, de verdad, piensa eso. Los que más le dan vueltas al calificativo son aquellos seguidores suyos que lo escuchan  y se preguntan por qué será que lo nombra tanto. Su competidor es, por definición “el majunche” y, últimamente, “el candidato ignorante”. Parece que al actual mandatario le han salido ínfulas de sabio, una especie de Uslar Pietri con boina roja y con una inmodestia que, seamos claros, no le luce, anda por ahí echándosela de que puede repartir certificados de ignorancia o de sapiencia.
Hasta ahora, y así debe seguir hasta que reciba la banda tricolor, Capriles no se ha puesto a hacerle caso a los insultos que vienen de Palacio. Su interés no es guindarse con el otro candidato en una refriega verbal, a ver quién es más insolente. Eso, si a ver vamos, tampoco nos interesa a los venezolanos que el 7 de octubre elegiremos Presidente de la República, jefe del estado y jefe del Gobierno, Comandante en Jefe de la FAN. Y esa actitud no solo es pedagógica para quien le lleva tantos años en edad y que tras catorce en la Presidencia debería haber aprendido a comportarse, sino una señal muy clara para los venezolanos. Capriles gobernará para todos por igual. Sin divisiones, sin discriminaciones, sin exclusiones.
Capriles anda recorriendo el país pueblo a pueblo. No para. Es cercano, sencillo, oye a la gente y expone con respeto sus propuestas. Parte de ese respeto se expresa en el respeto por el tiempo de los venezolanos, porque hay quien cree que lo único que tenemos que hacer es escucharlo. Capriles habla con concisión, sin paja, y sus palabras van directo a la mente y al sentimiento de quienes lo escuchan porque se siente sincero, convencido y comprometido.
Ha presentado Capriles sus compromisos con el Empleo, con la Seguridad, con el manejo progresista de nuestra riqueza petrolera, con los programas sociales, con los funcionarios públicos. A los ciudadanos de la Tercera Edad se ha dirigido directamente varias veces. Para plantearles su plan de empleo Segunda Oportunidad, en Petare para referirse especialmente a su programa social para ellos, y aquí en Barquisimeto, para comprometerse específicamente con el pago del cesta ticket para los pensionados y el programa para subsidiar sus medicamentos. Una parte importante del magro presupuesto de los que deberían tener una vejez tranquila y sin sobresaltos, se va en pagar remedios.
Lo de Capriles no son promesas. Son compromisos. Es un hombre joven que ha logrado adquirir experiencia en buenas gestiones de gobierno municipal y regional, pero que no ha perdido la fuerza espiritual para desear cambios y atreverse a impulsarlos. Es un hombre sin odios ni resentimientos. Comprometido a gobernar en el país como lo ha hecho en Miranda, para todos y bien rodeado.
El 7 de octubre escogemos entre el atraso y el progreso, entre el pasado y el futuro y entre el insulto y el compromiso.