Al oeste de la capital del municipio Jiménez, cerca de la manga de coleo, hace unos siete meses un grupo de familias, bajo el argumento de carecer de techos, ocupó un lote de terreno que, de acuerdo a los ocupantes, estaba convertido en un basurero y escondite de delincuentes.
Son 107 familias que ahora se identifican como pertenecientes a la asociación civil pro vivienda La Manga, quienes se sienten muy optimistas en el sentido de que pronto tendrán garantizada su permanencia en el lugar.
Joir Ortiz, una de las mujeres ocupantes, informó que no han tenido problemas con el dueño de los terrenos pues pocos días después de la toma se presentó con el fin de negociar.
“Nosotros hablamos con el gobernador Henri Falcón y nos prometió comprar el terreno para que podamos construir sin ninguna dificultad”, expresó Ortiz.
Indicó que ya se está adelantando la negociación y solamente se está a la espera de la elaboración del avalúo del lote para, posteriormente, llegar al acuerdo con el propietario, lo que esperan no se demore mucho para que ellos puedan comenzar a construir viviendas dignas por su cuenta o recurriendo a algún organismo encargado de resolver los problemas habitacionales de las familias.
Dijo que el proyecto que ellos tienen no comprende solamente la construcción de casas sino también del mantenimiento de áreas verdes, un simoncito, cancha deportiva y lo indispensable para vivir dignamente.
Alberto Pérez, otro de los miembros de la asociación civil pro vivienda La Manga, dijo que se trata de familias de Quíbor, muchas de ellas de la zona oeste de Quíbor que han estado viviendo “arrimados” con otros parientes o pagando altos alquileres, deambulando de un lado a otro por no disponer de un techo seguro donde guarecerse.
Insistió en que no se trató de una invasión sino de una ocupación de un terreno que estaba inutilizado y en la que esperan, tan pronto reciban la documentación correspondiente, levantar las viviendas.
Por ahora ninguno de los ocupantes ha construido pues argumentan estar actuando de acuerdo a la ley y solamente han levantado casuchas con madera, cartones, plástico o láminas viejas donde se rotan por grupo para cuidar lo que consideran su futuro y no permitir que personas extrañas traten de infiltrarse y causarles problemas con las autoridades.
Ni siquiera la lluvia que ha estado cayendo con frecuencia durante los últimos días les ha hecho desistir de su posición pues confían en que en poco tiempo, como lo ha prometido, la gobernación les entregue la documentación de sus parcelas una vez se haya hecho la correspondiente cancelación al propietario del terreno.
Por ahora la nueva barriada es conocida como La Manga, aunque no se descarta se le dé otra denominación en el futuro, cuando el proyecto habitacional comience a ser desarrollado.
Fotos: Luis Salazar