“Aquí vino una gente de la misión Ribas y nos dijeron que teníamos que tumbar los ranchos donde vivíamos porque nos iban a hacer unas casas nuevas, dignas”.
“En noviembre del año pasadonos tumbaron los ranchos con la promesa de que la Navidad la pasaríamos en casa nueva, pero no nos han hecho nada y ahora no tenemos ni la nueva ni la vieja.
Los testimonios corresponden a dos de las madres del sector El Jarillal, al noreste de Sanare, donde un grupo de familias se mantiene a la deriva, esperando que los encargados de la misión Ribas les cumplan con las prometidas “casas dignas”.
Juanita Flores es una de ellas y en la actualidad está refugiada con su anciano esposo en un rancho de latas que los vecinos le construyeron después que le tumbaron el suyo, “que no se llovía como este”, según explicó.
“Me dijeron que el 24 (de diciembre) del año pasado lo celebraríamos en casa nueva, pero tumbamos la casita y desde entonces andamos arrimados, pagando alquileres y ahora a punto de que nos saquen porque no tenemos cómo pagar”, manifestó Ángela Pérez, otra de las engañadas.
“Aquí llegó la gente de la misión Ribas ofreciéndonos vivienda nueva para navidades y nos dijeron que debíamos tumbar la que teníamos. Afortunadamente dejamos una habitación pequeña y ahí estamos todos los de la familia porque de la casa nueva no han hecho casi nada”, refirió Aura del Carmen Escalona, otra de las afectadas.
“No sé de cuál año serán esas navidades porque se acerca otra y aquí no han hecho nada y ahora andamos arrimados, y arrimadas ni las arepas porque también se caen”, afirmó.
María Ubaldina Rivero, luchadora social de El Jarillal, también cayó en el engaño de quienes dirigen la misión Ribas en Sanare pues de la nueva casa apenas ve unas planchas en el suelo.
Teme que los pocos materiales que les dieron se los roben en cualquier momento.
“Yo voté por Chávez varias veces, pero con lo que nos han hecho en El Jarillal con ese engaño a familias humildes no creo que podrán contar con mi voto”, afirmó mientras mostraba su humilde casa de la que sólo tumbó una parte, posiblemente porque nunca confió en la palabra de los responsables de la misión Ribas en Sanare encargados de la construcción de soluciones habitacionales a familias de bajos recursos económicos.
Ubaldina ha hecho múltiples e inútiles gestiones para que se reactive el programa del cual se beneficiarían unas 60 familias, con prioridad aquellas a las que les destruyeron los ranchos donde vivían y ahora se quedaron sin un techo donde vivir.
En El Jarillal también está el caso de Aquiles Díaz, discapacitado, viudo y con cuatro hijos, quien tampoco posee vivienda y actualmente ocupa una alquilada.
“Pero ya me van a sacar porque no tengo cómo pagar los alquileres. Ya he perdido las esperanzas de que me construyan una casa donde meterme con mis hijos”, manifestó apesadumbrado.
Dijo que también fue afectado por la misión Ribas pues desde que le tumbaron su humilde casita “ando rodando de casa en casa, porque como no tengo como pagar me piden mudarme a cada rato”, expresó.
Envió un mensaje al gobernador Falcón para que ponga atención a su caso y le solucione el grave problema que confronta pues por su condición física no genera ingreso alguno para mantenerse junto a su familia.
Fotos: Elías Rodríguez