Las proyecciones económicas que han ofrecido las autoridades oficiales con respecto al impacto de la inflación en la calidad de vida de la población, dejan más dudas que certezas en torno a la claridad de las estadísticas presentadas.
La reducción de la inflación al 22% que plantea el Gobierno nacional parece un sueño sin cumplir, por cuanto el encarecimiento de los productos considerados básicos en la mesa venezolana crece con más fuerza.
Así lo plantean los mismos usuarios de establecimientos, quienes aseguran que el dinero no les alcanza para abastecer sus necesidades primarias.
Al respecto, el economista Orlando Cabrera Eleizalde, señala que la inflación anualizada se encuentra en 27%. “Proyecciones como las que realiza el Instituto Nacional de Estadísticas se hacen con base en muestreos en los establecimientos. Ha habido una represión de precios con una acelerada importación de productos, los cuales son mucho más baratos en el exterior porque tenemos una sobreevaluación de la moneda”.
Explicó Eleizalde que la campaña electoral motiva al gasto público, mueve más dinero en el mercado, pero no reactiva el Producto Interno Bruto. “La inflación es un dinero circulante que no se corresponde con la producción de bienes y servicios. La canasta que presenta el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene una visión de pobreza, pues la mínima inversión que debe realizar una familia de cinco personas para pagar viviendas, luz, agua, y sufragar gastos generales es 10 mil a 14 bolívares”.
En este sentido, los ingresos económicos de los trabajadores apenas alcanzan para cubrir las necesidades del hogar.
Las inversiones para la recreación y el esparcimiento quedan absolutamente pospuestas, al igual que el ahorro.
Intermitencia
Si bien el abastecimiento de productos se ha regularizado en los últimos meses, no todos se encuentran a disposición en el mercado.
Contaron algunos vendedores que artículos como harina de maíz y aceite llegan con intermitencia a los establecimientos, situación que promueve la especulación y el acaparamiento.
En este sentido, la regulación de precios no se cumple en buena parte de los comercios, a pesar de las presiones que generan organismos como el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis).
El encarecimiento de la vida es una realidad inocultable que preocupa a todos los ciudadanos.
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