A las 7.00 de la mañana, comenzaron a llegar los funcionarios de la Policía Municipal y Militar, para llevar a cabo el desalojo de las familias de Chirgua I, parte alta, en el noreste de Barquisimeto, por órdenes de la Alcaldía de Iribarren.
Centenares de efectivos de seguridad, rodearon el urbanismo que construye el Instituto Municipal de la Vivienda (IMVI), cerrando los accesos al sector, con el propósito de desocupar las viviendas, algunas a medio construir, levantadas desde hace cuatro meses aproximadamente.
Lo curioso del caso, es que los invasores, como eran llamados, no eran personas ajenas a la comunidad. Todo lo contrario. Se trataba de los hombres y mujeres, quienes meses atrás, inclusive años, habían limpiado y custodiado el terreno con la ilusión de ver realizada la solución habitacional.
“Nos querían dejar por fuera (el IMVI) para meter exclusivamente a las personas del Cono de Seguridad del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara. Defendemos, lo que por derecho, nos pertenece. Aquí manda Chávez (Presidente), no Amalia Sáez ( la alcaldesa). De ninguna manera entregaremos nuestras viviendas”, declaró Morabel Cammara, dirigente vecinal de Chirgua I, quien además lamentó la forma irregular como actuó la Guardia Nacional: “Las personas del Cono (cercanas al terminal aéreo) llegaron con los propios militares, sintiéndose apoyados y seguros de quitarnos las viviendas”.
En la unión está la fuerza
Los vecinos de Chirgua I, en la medida que notaban mayor presencia militar y policial, así como a los habitantes del oeste de la ciudad, formaron una gran cadena humana frente a las casas, en señal de unidad vecinal.
Ningún funcionario pudo violentarla. Tomados de la mano, cantando el Himno Nacional, exclamando consignas del derecho a la vivienda, se mantuvieron de pie, en defensa de la única posibilidad de superación: cambiar el rancho por un cómodo domicilio.
“No nos vamos”; “El pueblo unido, jamás será vencido”; “De aquí, no nos saca nadie”, entre otras expresiones, retumbaban en el lugar. Los vecinos nunca demostraron pánico, a pesar que frente a sus ojos, estaban los militares armados, a la espera de la orden para desalojarlos.
Los residentes mostraron civismo, disposición de diálogo, en pro de no generar una situación de violencia, en presencia de los más pequeños: sus hijos. El sol y personal autorizado, parecían los únicos testigos, porque el acceso a los medios de comunicación fue negado. Sin embargo, la labor periodística, pese a las dificultades encontradas, da fe de la tensión que vivieron el grupo de familias de Chirgua.
El acuerdo no va
Un poco después de las 10.30 de la mañana y, ante la contundente unidad entre los vecinos, no fue posible ejecutar el desalojo de las familias.
En primer lugar, se retiraron los supuestos adjudicatarios provenientes del Cono de Seguridad del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara y también empleados de la Alcaldía que iban a ser beneficiados.
Luego, se marcharon los policías municipales y, al cabo de unos minutos, abandonaron el lugar los numerosos militares. Inicialmente, las familias de Chirgua, habían aceptado compartir el urbanismo con las familias de la parroquia Juan de Villegas, seleccionadas por la Alcaldía, sólo que después de la notificación de la propia autoridad local en excluirlos del plan de viviendas, los residentes de la zona cambiaron de parecer.
“Las casas son nuestras; bastante necesidad de vivienda presenta nuestra comunidad como para estar regalando los inmuebles a extraños. No tenemos nada en contra de las familias del Cono, pero la alcaldesa Amalia Sáez, debe buscarle una solución en el oeste”, dijo la vecina Morabel Cammara.
Fotos: Ángel Zambrano