Ni su astro Neymar, que perdió la final olímpica ante México por 2-1 en Wembley, como Romario la de Seúl-1988, pudo salvar a Brasil de la ‘maldición olímpica’ que persigue al pentacampeón mundial y ganador de todos los títulos en fútbol menos del oro.
La Seleçao de Mano Menezes no pudo dejar de ser el ‘patito feo’ olímpico entre los grandes, ya que Italia, Alemania, Gran Bretaña, Francia, España, Uruguay y Argentina, todos los que alguna vez bebieron de la gloria en Copa del Mundo, sí presumen de una medalla de oro en sus vitrinas.
Con su doblete, el atacante mexicano Oribe Peralta se disfrazó del uruguayo Alcides Ghiggia y le dio el triunfo al Tri para meter en Wembley un nuevo ‘Maracanazo’, en otra de las derrotas dolorosas que arrastrarán los torcedores antes del Mundial-2014 y los Juegos de Río-2016.
La derrota es doblemente dolorosa porque Brasil acudió con todo su potencial, liderado por Neymar, de quien se espera que guía a la Absoluta el ‘hexa’en casa, pero que este sábado quedó eclipsado y hundido con su rostro en el césped de Wembley cuando sonó el pitazo final.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) había empujado a Mano Menezes, entrenador de la mayor, para que tome el desafío olímpico, que se suma al fracaso en la Copa América-2011 y abre interrogantes sobre su futuro en el puesto, algo usual tras casa fracaso de la Canarinha.
Tampoco Oscar, Leandro Damiao, los experimentados Thiago Silva, bronce en Pekín-2008, Marcelo y Rafael pudieron cortar con la maldición olímpica.
En Juegos Olímpicos, Brasil ha cosechado dos medallas de plata, en Los Ángeles-1984 y Seúl-1988, y dos de bronce, en Atlanta-1996 y Pekín-2008.
Tal vez la otra derrota dolorosa ocurrió en Asia, cuando la Seleçao ni siquiera pudo colgarse el oro al perder la final 2-1 en alargue con Unión Soviética, a pesar de contar con un equipo galáctico con Romario, Bebeto, Careca, Jorginho y Taffarel, futuros campeones mundiales en EEUU-1994.
La historia le recordaba a estos chicos que Brasil ha ganado cinco títulos en Mundiales, tres en la Copa de las Confederaciones, ocho en Copa América, cinco en Mundiales Sub-20 y tres en Mundiales Sub-17. Nadie ganó más, pero otros al menos se contenta con señalar que sí han sido campeones olímpicos.
“Queremos hacer historia”, repetía Neymar, al tiempo que su entrenador Menezes decía que “ganar el oro sería un primer paso para recuperar la antigua importancia que tenía Brasil en el mundo del fútbol”, reconociendo que Brasil pierde pisada ante otras potencias como España, que impone su ‘dictadura’.
Para el presidente de la CBF, José María Marín, el golpe también es duro y llena de dudas el futuro, después de que se puso como objetivo “ese título que estamos buscando desde hace mucho tiempo y que aún no lo tenemos”.
Encima, esta generación auriverde desaprovechó una oportunidad enorme, al frente al fracaso en Londres de sus dos rivales más peligrosos, España y Uruguay, eliminados en primera ronda, y la ausencia de Argentina sin Leo Messi, el chico que ha amargado a la Seleçao en los últimos cruces.
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