Una controvertida cura experimental para la diabetes tipo 1, mediante el uso de una vacuna contra la tuberculosis (TB) inventada hace un siglo, parece extinguir temporalmente la enfermedad, según un estudio sobre un puñado de pacientes dirigido por una científica muy criticada por sus colegas.
No hay garantía de que los resultados de este ensayo en estadio inicial, publicado en la revista PLoS One, se mantendrán en estudios más amplios, actualmente bajo realización.
Otros investigadores especializados en diabetes criticaron el estudio por ir más allá de la evidencia en sus declaraciones sobre cuál era la causa de los efectos observados.
No obstante, si los hallazgos efectivamente se mantienen, implicarían que la vacuna genérica bacillus Calmette-Guerin (BCG), en uso desde 1921, puede regenerar células segregadoras de insulina en el páncreas, cuya pérdida produce la diabetes.
«Creemos que estamos observando evidencia inicial de efectividad», dijo la investigadora experta en inmunología Denise Faustman, del Hospital General de Massachusetts, quien dirigió el estudio. «Esta vacuna simple y económica ataca la autoinmunidad subyacente en la diabetes tipo 1», agregó.
Esa autoinmunidad, por la que el sistema inmunológico actúa sobre las propias células en lugar de los invasores, destruye las células productoras de insulina en el páncreas conocidas como células isleta. Como resultado, los pacientes tienen que inyectarse regularmente insulina para controlar su nivel de azúcar en sangre, o glucosa.
También conocida como diabetes juvenil, la enfermedad afecta a millones de personas en el mundo. Según la ex Fundación de Investigación de la Diabetes Juvenil (JDRF), unos 3 millones de estadounidenses padecen la condición y 30.000, en su mayoría adultos, son diagnosticados anualmente, que se considera incurable.
«Hallamos que incluso bajas dosis de la vacuna podían revertir transitoriamente la diabetes tipo 1, y esto sucedió en pacientes que habían tenido la enfermedad por 15 años», dijo Faustman. El efecto duró alrededor de una semana.
«Nuestras mediciones demostraron que morían las células T autoinmunes que destruyen a las células isleta, y vimos evidencia de que la producción de insulina se restauraba», agregó la autora.Otros especialistas en diabetes tienen sus dudas.
Foto: Archivo