14 años de gobierno

Después de casi 14 años de gobierno, durante los cuales se han agravado problemas sociales, políticos y económicos que ha confrontado la población venezolana por varias décadas, sin que la Administración de Chávez haya resuelto alguno de los más agobiantes, el presidente candidato amenaza con reelegirse indefinidamente, para eternizarse en el poder, mientras el candidato de la unidad nacional, Henrique Capriles Radonski, propone gobernar un período presidencial sin reelección inmediata. Este contraste entre una concepción continuista y autocrática del poder y otra de carácter alternativo de acuerdo a lo establecido en todas las Constituciones de los países democráticos del mundo, incluyendo la Bolivariana aprobada en 1999, revela dos visiones del país que aspiran los venezolanos y dos maneras totalmente opuestas de la forma de gobernar.
Y aunque el presidente candidato no ha vuelto a referirse a sus aspiraciones de gobernar hasta el año 2031, tal vez por cálculos electorales, porque corta todas las esperanzas y ambiciones de sus seguidores, su pensamiento mesiánico de la política y su actuación a escala internacional buscando un liderazgo que no le corresponde ni por su nivel de estadista, ni por el potencial de nuestra economía, lo retrata como un gobernante que no cree en la democracia y sus valores. Que no haya nadie capaz de gobernar a Venezuela en las actuales circunstancias, excepto él que ha hecho más pobre e insegura a la mayoría de la población, es algo que excede los límites del delirio de grandeza, absolutamente incompatible con los tiempos que vivimos e incluso con su infortunada obra de gobierno ejecutada durante casi 14 años.
4 años de gobierno y una reelección por 4 más, han sido suficientes en países altamente desarrollados para transformar sus economías y crear un estado de bienestar social para millones de personas. De allí el sentido de la propuesta de Henrique Capriles no sólo para decirle a los venezolanos que es posible impulsar el desarrollo y la prosperidad de una nación en un período máximo de 6 años, sino también para demostrar que el candidato presidente ha fracasado en más de 13 años, tiempo que ya lleva al frente del gobierno.
Lo que hoy está planteado es la alternabilidad en la jefatura del Estado, para emprender un nuevo rumbo hacia un desarrollo sustentable que permita a los venezolanos vivir en libertad y alcanzar un mejor nivel en su calidad de vida. El país luce decepcionado y cansado de una prédica altisonante del Comandante Presidente y Candidato, que entusiasmó a millones de venezolanos que buscaban una alternativa a la crisis y estancamiento de las últimas décadas de la democracia representativa, con la esperanza de que sus problemas sociales y económicos fueran resueltos. 14 años de espera se han convertido en una problemática de dimensiones muy graves, por lo que la mayoría de los que acompañaron a Chávez desde 1998, ha percibido que el discurso presidencial se ha convertido en una repetición de ofertas demagógicas, que vuelve a repetir en esta campaña electoral en la que busca la reelección.
El socialismo del siglo XXI, que suena a los oídos de muchos ingenuos a igualdad y bienestar, se ha descubierto como un intento de revivir el comunismo del siglo pasado que fracasó en la Unión Soviética y en todos aquellos países de Europa y Asia, que han recuperado la democracia y el desarrollo impulsado por la empresa privada con la orientación y el apoyo de un Estado descentralizado y plural. Los restos de esa hecatombe comunista apenas subsisten en Cuba y en Corea del Norte, países sometidos a brutales dictaduras, al racionamiento y al hambre.
Frente a ese pasado cargado de miseria y violación de los Derechos Humanos, la Alternativa Democrática impulsada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha presentado la candidatura presidencial de Henrique Capriles Radonski, quien viene de una experiencia exitosa como Gobernador del Estado Miranda, en el que gobernó sin persecuciones, sin exclusiones, con claro acento o prioridad en la educación, la construcción y reparación de viviendas populares y la salud de los ciudadanos, con un firme propósito de enfrentar y derrotar la delincuencia organizada que se ha apoderado de las calles y de los campos venezolanos, atracando y asesinando a gente trabajadora y honorable que existe en el país. El 7 de octubre se inicia un camino hacia el progreso y la libertad, una vez electo Presidente de la República Capriles Radonski.