En una noche fría, guiados por linternas y la luz de la luna, unas 350 personas recorren sorprendidas los mausoleos con bellas esculturas del cementerio más antiguo del Perú, un tour que a algunos infunde temor, pero que se ha convertido en una concurrida atracción turística en Lima.
«Da miedo, pero nos gusta», dice una joven abrazada a su enamorado mientras caminan a oscuras en un silencio sepulcral sólo alterado por los pasos de los visitantes.
Un guía acompaña a cada grupo y, durante las dos horas que dura el paseo, comenta detalles históricos sobre las personalidades y los hechos que alberga el Cementerio Museo General «Presbítero Matías Maestro», primer panteón de la ciudad de Lima y monumento histórico nacional.
Los paseos nocturnos se organizan en torno a distintos temas, que pueden ser el amor, los asuntos patrióticos, la muerte, los presidentes, entre otros.
«Lo que atrae más al público es el tema de la muerte, en noviembre, y el de los enamorados, en febrero», aseguró ala AFP el guía e historiador José Bocanegra, que narra historias orientadas a cada temática.
Algunos visitantes caminan por el lugar con algo de tensión en sus rostros y temen ser sorprendidos por algun evento inesperado, pero finalmente nada ocurre.
Una de las tumbas que llama más la atención y reúne a más curiosos es la del poeta peruano José Santos Chocano, «El cantor de América», que pidió ser enterrado de pie en un metro cuadrado.
«El féretro fue colocado en forma vertical y tiene en la lápida los versos de su poema ‘La Vidanáufraga'», comenta Bocanegra. «Este metro cuadrado que en la tierra he buscado, vendrá tarde a ser mío. Muerto, al fin, lo tendré… Yo no espero ya ahora más que un metro cuadrado donde tengan un día que enterrarme de pie», dice el poema.
Pese a la escasa luminosidad, algunas personas se detienen a apreciar el arte de las esculturas de mármol de Carrara como, «La Dama dela Mantilla», «El bastón de Hermes» y «El guardián alado».
También observan los detalles de obras en bronce como «La madre que llora en la tumba de su hijo» y «El grito del dolor», donde se ve a un hombre levantando las manos al cielo con el rostro visiblemente angustiado.
Unos y otros adornan mausoleos olvidados y salpicados de manchas de tierra.
El cementerio, ubicado en la céntrica zona limeña Barrios Altos, lleva el nombre de su diseñador, el sacerdote Matías Maestro, enterrado en el lugar. Inaugurado en mayo de 1808 por el virrey Fernando Abascal, el camposanto refleja con sus tumbas, criptas y mausoleos la historia de Perú.
Tiene 940 esculturas, algunas de ellas trabajadas en sus países de origen por los artistas italianos Santo Varni, Pietro Costa, Ulderico Tenderini, Rinaldo Rinaldi, los franceses Jean Louis Barrias y Antonin Marcie.
El camposanto, que hace 12 años fue declarado museo, pertenece ala Beneficencia Públicade Lima, entidad que el año pasado pasó al municipio limeño, que busca ahora salvarlo porque sus mausoleos y esculturas están en franco proceso de deterioro.
En uno de los pabellones hay varias religiosas francesas enterradas, entre ellas la hermana Hermasie Paget, una de las fundadoras del Colegio Belén en Perú.
Según el historiador Bocanegra, se evalúa trasladar los restos de la monja ala Cripta de los Héroes dela Guerra del Pacífico (1879-1883), ubicada en el mismo cementerio, porque fue ella quien intercedió ante el almirante francés Petit Thouars para la salvación de la ciudad de Lima, amenazada de incendio y saqueos por los chilenos.
En otra tumba está Sebastiana de Berríos, muerta en julio de 1898. En ella se destacan dos troncos en forma de cruz con un búho de mármol. «Cada cierto tiempo descubren pequeños bultos negros de telas con fotos, pelos y muñecos. Se dice que era una gitana dedicada a la brujería», explica el guía.
Foto: AFP