Las inundaciones provocadas por las torrenciales lluvias dejaron en Manila cerca de dos millones de damnificados que necesitan alimentos y ayuda material, en espera de que bajen las aguas, anunciaron los socorristas el jueves.
El diluvio que cayó sobre la capital filipina entre lunes y miércoles afectó directamente a 1,95 millones de personas, de las cuales 300.000 tuvieron que dejar sus hogares para refugiarse en centros de emergencia.
Las aguas han comenzado a retirarse en gran parte de la ciudad, inundada en un 80% por el equivalente de un mes de precipitaciones caídas en 48 horas.
La priordiad de los socorristas es ahora aportar agua potable, alimentos y medicamentos a los damnificados, lo más rápidamente posible.
Los servicios meteorológicos han anunciado que es posible que vuelva a llover en los próximos días.
“Se necesitarán días para que todo vuelva a la normalidad, siempre y cuando deje de llover ahora, pero si sigue lloviendo nadie sabe cuánto tiempo tomará”, advirtió el jefe de la Defensa Civil de Filipinas, Benito Ramos.
Las lluvias, las inundaciones y los deslizamientos de tierra en Filipinas provocaron ya la muerte de por lo menos 20 personas, de acuerdo al último balance oficial divulgado el miércoles.
Benito Ramos, jefe de la Defensa Civil en Manila, dijo a la AFP que “las calles se han transformado en ríos. Las personas deben usar botes para moverse. todas las rutas y los caminos están inundados”.
En ese saldo de víctimas se incluyen nueve miembros de una misma familia, que murieron después que un deslizamiento de lodo arrasó la precaria casa donde vivían, en la periferia norte de Manila.
En todo el país, el saldo de muertos se eleva ya a 73 personas.