Las investigaciones educativas han dado cuenta de los beneficios que en esta era global implica para los niños aprender otro idioma desde los primeros años de vida. Y lo cierto es que con el acercamiento y el dominio de un segundo idioma, se estimulan aspectos sociales, intelectuales, lingüísticos, culturales y emocionales.
Hoy en día, diversos estudios aplicados a alumnos de preescolar revelan que los niños bilingües desarrollan más habilidades que los niños monolingües en el reto de solucionar problemas. Los investigadores señalan que las funciones cerebrales implicadas en el desarrollo lingüístico requieren de procesos de atención, selección y utilización de diferentes códigos, lo que resulta benéfico para las conexiones neurológicas.
También se ha demostrado que el cerebro humano tiene periodos de «sensibilidad» al lenguaje, conocidos como «periodos sensitivos de lenguaje». Lo que quiere decir que el contacto directo con un segundo idioma, es mucho más favorable si se inicia a edades tempranas y continúa fortaleciéndose a lo largo de la infancia y la adolescencia.
Otros investigadores han comprobado que, aunque el niño no tenga una producción oral eficiente, al tener el contacto auditivo o de forma multisensorial, su capacidad de comprensión se hace más eficiente y esto le llevará al desarrollo de habilidades comunicativas y al fortalecimiento de la inteligencia interpersonal. Y como consecuencia, esto impacta directamente en las capacidades cerebrales como son los procesos de planificación, resolución de problemas, autorregulación y habilidades de comunicación en general.
El cerebro se va modificando durante la vida, es por ello, que la estimulación a través del aprendizaje de un segundo idioma fortalece las inteligencias en los seres humanos. Las conexiones interneuronales provocadas por el contacto con diferentes idiomas permanecerán de por vida en el niño, brindándole con ello la capacidad para utilizar, eficientar y adecuar su inteligencia emocional y, especialmente, su capacidad comunicativa, para aprender no únicamente otro idioma, sino para el desarrollo de otras competencias.
Los investigadores señalan que el ser bilingüe facilita la ejecución de multitareas y, por tanto, un aprendizaje multicompetente, además de fortalecer un sinnúmero de habilidades cognitivas, no necesariamente relacionadas al lenguaje. El acercamiento a un segundo idioma provee, según los investigadores, un bagaje importante y necesario para las competencias intelectuales que los niños de hoy requieren en los espacios de aprendizaje en los que están inmersos.
En la actualidad, las escuelas se convierten en espacios que, de forma sistematizada y con una metodología adecuada, facilitan el aprendizaje de un segundo idioma, son también una plataforma idónea para aportar a la sociedad niños brillantes con un perfil multicompetente y abiertos, de forma positiva, al aprendizaje para la vida.