La sabana de Barquisimeto (3)

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Caminito que un día

En esta sabana, tuvieron lugar otros acontecimientos de carácter bélico aunque no con las mismas sangrientas características de la batalla que Macpherson llamó de La Mora ni con los trágicos resultados de muertos y heridos que ella produjo.
Hasta el 31 de agosto de 1899 en la madrugada, fuerzas del general Cipriano Castro acamparon en Bobare provenientes de Siquisique y en la mañana del 1º de setiembre llegaron a la sabana de Barquisimeto “donde permanecimos –escribe en sus memorias el general Santiago Briceño Ayesterán- hasta las 4 de la tarde, provocando de varias maneras a las fuerzas enemigas acantonadas en la plaza al mando del general Aquilino Juares, fuertemente atrincheradas en las boca-calles. Grupos de nuestros oficiales, penetraron a la ciudad hasta a una cuadra de los atrincheramientos, permaneciendo por largos ratos en los negocios de víveres y botillerías comprando comestibles y licores…”. Allí departieron con varios de los ciudadanos que luego se nos incorporaron (op. cit., p. 83).
Curioso enfrentamiento éste en el cual, a la vista de tropas enemigas “fuertemente atrincheradas”, oficiales de tropas contrarias se dedican no a pelear sino a comprar “comestibles y licores” mientras conversan cordialmente con varios ciudadanos que luego se incorporan a las tropas invasoras.
Uno de esos oficiales, el general José María García, narra también algunos pormenores de su tránsito por esta sabana:
“El día 1º de septiembre llegamos a las afueras de Barquisimeto. El general Castro pasó con el Estado Mayor a la vanguardia. Luego se detuvo y esperó al Batallón Libertador.
“Luego el general Castro desfiló con el ejército con banderas desplegadas por el lado contrario a la Estación y rodeó a Barquisimeto hasta salir por el camino que baja a Cabudare…” (Memorias del general José María García, 1899-1954, p. 142).
Por donde ahora existe la avenida Venezuela, por la superficie que ella ocupa, debieron existir veredas o caminos utilizados con diferentes propósitos por los habitantes de la ciudad pues debe recordarse lo anteriormente anotado acerca de la cría de diversos tipos de ganado en esta sabana de lo que ya por 1879 el general Gumersindo Giménez hablaba en su Plano Histórico de Barquisimeto.
Por dichos caminos o veredas debieron venir las fuerzas militares que en 1870 se enfrentaron en la llamada batalla de La Mora y las que en 1999, jefatureadas por el general Cipriano Castro, apenas se detuvieron unas horas cerca de La Estación del Ferrocarril.
Un acontecimiento muy distinto a la guerra, atrajo la atención de los barquisimetanos en 1912: el primer vuelo de un avión biplano en el espacio aéreo de la ciudad.
De la narración que sobre este suceso hizo Raúl Azparren, citamos lo siguiente:
“Al norte de la ciudad se improvisó un pequeño campo de aterrizaje, vecino a la Estación del Ferrocarril, en el sitio que ocupó el Estadio del Centro Atlético América, área en la cual se levanta en la actualidad el Cuartel de Policía”.
Sucedió el 3 de noviembre. En una foto que acompaña el artículo de Azparren se observa en primer plano sobre la sabana intacta, aún sin intervención urbana alguna, salvo la Estación, el avión de Frank Boland, construido por él, y al fondo los cerros del norte sin obstáculo que impidiera su visión total.
No dice Azparren en que época pero en otro artículo informa que Jesús Carmona, jefe de talleres tipográficos de “El Impulso”, luego de cumplida sus labores, se paseaba por las tardes en bicicleta “por la extensión de la sabana”.
Otra laguna la de Patarata existía al nordeste de la ciudad y hubo una época durante la cual iban de paseo los barquisimetanos los fines de semana atraídos por el atractivo de pasear en bote pues allí, según Fulgencio Orellana, Juan Rosales, de origen curazoleño, a quien cariñosamente apodaban Buchijuan, poseía “dos pequeñas embarcaciones, que antes había usado para surcar las aguas de la laguna de La Mora, y con ellas –escribí el 10 de marzo de 2004- “hacía las delicias de los paseantes barquisimetanos que en romerías domingueras se acercaban hasta esta bella laguna…”
Uso de una porción de una sabana, altamente beneficioso para la ciudad fue el que en 1938, el Dr. Honorio Sigala, presidente del Estado, decretó con la construcción de un parque, al sur de la actual avenida Libertador, concebido como pulmón vegetal de la ciudad el cual debería ocupar la extensión comprendida en los siguientes límites: Norte, avenida Concordia; Sur, límite urbano; Este, avenida Concordia; Oeste, terreno de la cooperativa obrera “Simón Bolívar”.
La extensión comprendida por el decreto de Sigala era posible pues para la fecha la ciudad permanecía bastante retirada de la sabana y eran pocas las construcciones existentes.
Posteriormente los intereses urbanísticos, el crecimiento de la ciudad, el éxodo poblacional campo-ciudad, el atractivo de Barquisimeto desde el punto vista económico y educacional principalmente, impuso la ocupación de considerable parte de los terrenos autorizados para el parque Bararida, hasta reducirlos a las 22 y media hectáreas que ahora ocupa.
caminitoqueundí[email protected]
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