La carretera entre Aguada Grande y Siquisique, en el municipio Urdaneta, aun cuando periódicamente desde la alcaldía le hacen mantenimiento, sigue constituyendo un peligro en algunos lugares por la existencia de obstáculos de diferentes tipos.
Cuando llueve fuerte, el barro y las piedras que bajan en torrentes desde las montañas cubren por completo la capa asfáltica impidiendo el normal desenvolvimiento automotor.
Afortunadamente, gracias a los reclamos de los viajeros, desde la alcaldía envían máquinas y cuadrillas de obreros para despejar las vías aunque, a veces, de acuerdo a denuncias, se demoran varios días en realizar esos trabajos.
Pero resulta inexplicable que, pese a haber transcurrido unos cuantos días, aún sigue vigente y amenazante un profundo hueco abierto en uno de los canales de tan importante arteria vial, concretamente en las inmediaciones del caserío Río Abajo, a pocos kilómetros de Siquisique.
En principio fue un pequeño hundimiento de la capa de rodamiento, pero luego se convirtió en una enorme profundidad donde ya han caído varios vehículos, afortunadamente sólo con pérdidas materiales, además de los sustos de conductores y pasajeros de las unidades afectadas.
Inútiles han resultado los llamados a la alcaldía o a Invilara para que se elimine ese peligro, sobre todo durante las noches, cuando los conductores son sorprendidos por el orificio de cerca de un metro de ancho e igual de profundidad.
¿Esperarán ocurra una tragedia para taparlo?
Foto: Luis Salazar