El ingreso de Venezuela al Mercosur inquieta a gran parte del empresariado local, convencido de que la baja competitividad deja al país desarmado frente a las grandes economías del bloque, a pesar de las ofertas de diálogo y ayudas a la exportación lanzadas por Hugo Chávez.
El presidente Chávez, que en sus casi 14 años en el poder ha ido recortando el margen de maniobra del sector privado, no ha dejado de decir en los últimos días que el ingreso al bloque formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay (suspendido tras la destitución del presidente Fernando Lugo) era un «faltante estratégico» para dinamizar, diversificar y convertir la economía venezolana en una potencia.
Pero la patronal Fedecámaras, que aglutina a gran parte del tejido empresarial venezolano, advierte que las posibilidades de competir con éxito con las potencias mucho más fuertes del Mercosur — Brasil y Argentina –, son «bastante menguadas».
Las nacionalizaciones, la expropiación de tierras, el control de precios de algunos productos, el estricto control de cambio y la elevada inflación han contribuido a deteriorar el tejido empresarial del país, formado ahora por 7.000 empresas, 4.600 menos que en 1999, según datos de la patronal.
«Más que Venezuela entra al Mercosur, es el Mercosur que entra a Venezuela. Para todos estos países es mucho negocio el mercado de Venezuela, que compra de todo (…) Entró el nuevo niño al barrio para venderle de todo», dijo a AFP Jorge Roig, vicepresidente de la organización.
— — Control de cambio —
Pero lo que más preocupa a los empresarios es el estricto control de cambio que fija actualmente el dólar a 4,30 bolívares, muy inferior al que se negocia en el mercado negro: es la gran traba para exportar y sólo beneficia a las importaciones, mayoritarias en el modelo rentista petrolero venezolano (el país importa, por ejemplo, el 70% de los alimentos que consume).
«Sería básico flexibilizar el control de cambio. Al menos, despenalizarlo para incentivar los exportadores. Es una gran hipocresía, todo el mundo está comprando y vendiendo dólares al precio paralelo, pero es ilegal», dijo Roig.
Según el economista Asdrúbal Oliveros, presidente de Ecoanalítica, para que la capacidad de exportación deje de ser «limitada» el tipo de cambio debería ser «al menos de 8,5 bolívares por dólar».
Antes de concretarse el ingreso al Mercosur esta semana en una cumbre en Brasilia, Chávez anunció un fondo de ayuda a la exportación por 500 millones de dólares, pero la Asociación Venezolana de Exportadores (Avex) le respondió que no se puede exportar además si «el aparato productivo nacional está destruido».
El mandatario mandó también un mensaje tranquilizador para aquéllos que alertan de lluvia de productos y pérdida de empleos en el país: el acuerdo con el Mercosur no es como los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos donde «se eliminan todos los aranceles» y se inundan a los países débiles con una «sobreproducción subsidiada», indicó.
«Aquí se respetan las asimetrías», dijo Chávez, destacando que algunos productos sensibles estarán excluidos del proceso de desgravamen de aranceles o tendrán un lapso más largo de adaptación.
Por ejemplo, el mandatario se comprometió a dialogar con el menguado sector de las autopartes, que pidió ser excluido de las negociaciones de los plazos de desgravamen hasta que logre superar las dificultades de adquirir materia prima para desarrollarse, como hicieron Brasil y Argentina.
Según la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores las exportaciones de autopartes cayeron un 95% en los últimos diez años.
Chávez, que en octubre buscará su reelección, también dijo que gracias al Mercosur varias empresas internacionales se instalarán en suelo venezolano, y puso como ejemplo la intención de General Motors de incrementar su producción en el país o la idea de la francesa Renault de instalar una planta.
«¿Quién va a venir a instalarse en un contexto de represión financiera como el que tenemos acá? El mayor problema de las empresas extranjeras en Venezuela es la imposibilidad que tienen de repatriar dividendos», añadió Oliveros.