La ofensa permanente

No hace falta ser muy detallista para que los venezolanos nos demos cuenta del verdadero sentido contenido en las palabras que se producen en las ofensivas cadenas presidenciales.
Las sabias palabras del Presidente Soublette durante el siglo antepasado, nos dan a entender la magnitud de las agresiones presidenciales, cuando en la oportunidad en que una Compañía de Teatro al mando del catalán José Robreño con la comedia “Excelentísimo señor”, satirizaba al entonces presidente encargado Carlos Soublette, se produce la más sabia e histórica respuesta de este último, cuando le responde a Robreño: “Venezuela no se ha perdido, ni se perderá nunca, porque un ciudadano se burle del presidente. Venezuela se perderá cuando el presidente se burle de los ciudadanos…”.
Eso es lo que continuamente ha ocurrido con las cadenas y discursos presidenciales, una pérdida permanente de nuestra naturaleza de venezolanos respetuosos, cuando desde el comienzo de esta larga etapa autoritaria, hemos tropezado con las torpes palabras que han insultado a personalidades, artistas, profesionales, obreros, religiosos, amas de casa, estudiantes, etc, con la más variada calidad de epítetos y apodos que rayan en la más baja ralea de la vulgaridad y que profundamente han incidido para que el venezolano modifique las maneras respetuosas que habíamos utilizado siempre.
Esa ha sido nuestra realidad reciente y estamos seguros de que pasarán varios años, después que hayamos obtenido un nuevo camino de esperanza, para que los venezolanos nos volvamos a tratar con el debido respeto, porque lamentablemente lo malo se pega.