El incremento del 10% sobre la matrícula escolar autorizado en Gaceta Oficial por el Ejecutivo, cayó “como un balde de agua fría” para los educadores y representantes de los colegios privados.
Es un aumento pírrico y una burla para el gremio, dijo la presidenta de la Asociación Larense de Educación Privada, Herlinda Hartliep, quien consideró la medida como unilateral. “Lo grave de todo esto es que se publicó una resolución que salió en gaceta de forma extemporánea. La jefa de zona estableció que no se podía aumentar más del 22%, por lo cual muchos colegios incrementaron pensando que iba a ser el mismo monto que el año anterior. ¿Qué va a pasar con los padres que de buena fe pagaron el 22% adicional?. Nadie, ni siquiera la Zona Educativa se imaginó que el aumento iba a estar por debajo de ese porcentaje”.
La dirigente gremial no se explica los motivos por los cuales el ejecutivo nacional no apela al consenso y al diálogo para tomar tales decisiones. “¿Por qué no nos llaman a nosotros si somos quienes defendemos la calidad y la excelencia en los recintos educativos?. Los padres y representantes son quienes permiten que los colegios sigamos trabajando de alguna manera. Ellos saben el precio de la educación que están recibiendo sus hijos. El futuro del país está en la educación, no en la política”.
Los colegios privados enfrentan constantemente enormes gastos por nómina, mantenimiento y capacitación de su personal. “El 80% del ingreso va para la nómina y las obligaciones laborales que el Estado impone. ¿Acaso los colegios no debemos apegarnos a lo que exige la Ley Orgánica del Trabajo?”, cuestionó Hartliep.
La situación es aún más crítica para las instituciones pequeñas. La tesorera de la Asociación y directora de un instituto de educación inicial, Fátima de Pereira, explicó que aunque los colegios quieran aumentar la calidad no pueden hacerlo, por cuanto las limitaciones económicas les impiden adquirir nuevo personal. “En preescolar se requiere de un profesor y dos auxiliares. Esta medida es abusiva, un aumento irrisorio y una burla para acabar con los colegios privados”.
El impacto de la inflación también se siente en las instituciones educativas. El pago de servicios como electricidad y agua conlleva enormes gastos. Además, el mantenimiento de la infraestructura es una tarea que no puede postergarse bajo ningún concepto. “La educación privada garantiza calidad. Todas las instituciones educativas se encuentran llenas de alumnos. No hay cupos pues los padres saben que ofrecemos un servicio óptimo a pesar de las dificultades”, expresó Hartliep.
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