La complicación en las negociaciones realizadas con los trabajadores despedidos de la Alcaldía de Andrés Eloy Blanco desde el año 2008, que este lunes llegó a su punto más alto con la paralización de la ciudad de Sanare, se debió a una intervención de factores políticos que desean mantener el conflicto en la localidad, considera el alcalde Alfredo Orozco.
El mandatario local no duda en señalar a factores de la oposición de infiltrarse entre los trabajadores, ya que no desean “se les acabe el pan de piquito”, para promover ataques contra los gobiernos municipal y nacional.
Con respecto a los trabajadores, aseguró que estos experimentan una resistencia a los cambios estructurales generados en la Alcaldía, la cual pasó a estar conformada por empresas públicas comunales socialistas en lugar de institutos autónomos y fundaciones, que fueron liquidados con la consiguiente desaparición de los cargos.
Debido a que los trabajadores municipales optaron tomar la vía judicial para exigir el reenganche, estos rechazaron cargos disponibles en las empresas socialistas, los cuales han sido cubiertos, no obstante, Orozco asegura que todavía hay posibilidad de colocar a algunos de los que tienen chance.
Apuntó que el gobierno municipal está en condiciones de negociar con treinta trabajadores, quienes sí tienen opción a llegar un acuerdo, ya que de los 159 manifestantes, sesenta y cuatro abrieron procedimientos pero no tienen sentencia firme, treinta y ocho tienen decisiones tribunalicias en su contra y del Ministerio del Trabajo no se ha informado de su actual calificación, once ya están jubilados y otros once están en la espera, mientras que cinco casos devueltos por el Tribunal Supremo de Justicia y deben solicitar un recurso de interpretación ante el Tribunal Administrativo de Barquisimeto.
A pesar de la huelga, el mandatario planteó la conformación de una comisión especial, con participación de los afectados, que se traslade a Barquisimeto para continuar con las negociaciones y poder finalizar el conflicto antes del fin de semana.
Foto: Ángel Zambrano