El venezolano Rubén Limardo, con su histórica medalla de oro en la prueba de espada de los Juegos Olímpicos de Londres-2012, hizo historia para su país y Latinoamérica, siguiendo la estela de los piratas a los que imitaba de niño y del mítico cubano Ramón Fonst.
Éste último logró el oro en los Juegos de París-1900, la primera medalla de la historia olímpica de Latinoamérica y la única hasta ahora en esgrima, pero Rubén, cuando era niño, no pensaba tanto en él y sí en espadachines como el mosquetero D’Artagnan de Alejandro Dumas o el Zorro, otro de los héroes imprescindibles del imaginario colectivo.
Si Diego dela Vegadejaba su firma en forma de «Z» en una árida California, Rubén Limardo ha hecho lo propio al otro lado del Atlántico, en un Londres lluvioso que acogela XXXedición de los Juegos Olímpicos y que está ya ligado a la historia olímpica del deporte venezolano.
Con sus primos, de niño, solía jugar a bucaneros, en una versión local y a orillas del Orinoco -nació en Ciudad Bolívar hace casi 27 años- de unos piratas del Caribe sin el glamour de Johnny Depp y sin imaginar, ni de lejos, que aquellos juegos iban a ser un preludio de su exitosa carrera deportiva.
Sin barcos cargados de tesoros que asaltar, Limardo orientó su pasión infantil a un deporte, la esgrima, casi invisible hasta este miércoles en un país donde el béisbol es religión y el fútbol, de la mano de la progresión dela Vinotinto, también acostumbra a eclipsar casi todo.
Esa apuesta por el arte del manejo de la espada tiene un inspirador claro: su tío Ruperto Gascón, que regresó a Ciudad Bolívar con un título de maestro de esgrima, conseguido en Ucrania, y que aprovechó para aleccionar a sus sobrinos, entre ellos el pequeño Rubén o su prima María Gabriela, también integrante del equipo nacional venezolano.
Siendo adolescente, ese deporte extraño que aprendió de su tío pasó a ser la guía de su vida cuando tomó la decisión de dedicarse a ella tras un viaje ala Europa del Este, siguiendo los pasos de Ruperto Gascón.
«Empecé a ver a famosos y desde ahí empezó mi ambición por lograr medallas, trofeos y ser el mejor de mi categoría», destacó al hablar del inicio de su carrera, que comenzó a ser una realidad cuando conquistó el oro en los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro-2007.
En las últimas temporadas no ha dejado de progresar y en los anteriores Juegos Olímpicos, en Pekín hace cuatro años, finalizó 23º en la prueba individual, pero sexto en la de espada por equipos.
En Mundiales, su mejor resultado fue el séptimo lugar conseguido en individuales en Catania-2011 y la misma posición sumada por equipos en Kiev el pasado mes de abril.
En los Panamericanos de Guadalajara, el pasado año, no pudo subir a lo más alto del podio, con segundas posiciones, tanto en individual como por equipos, pero esa pequeña decepción para un joven con una ambición sin límite ha quedado totalmente olvidada con este oro olímpico en Londres.
Porque si antes los piratas buscaban el oro al abordaje y por la fuerza, Limardo ha encontrado una nueva y exitosa fórmula.
Foto: Reuters